"WHAT YOU SEE IS WHAT YOU GET"

dimecres, 8 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (2 de 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (2 de 9).

12 de diciembre

Amor mío, estoy contenta porque Luís acaba de comunicarme su ascenso. Ya sabes que el llevaba muchos años persiguiéndolo, luchando por él. Ya te he contando también todas las batallas que ha tenido que librar con sus superiores e incluso con sus propios compañeros, especialmente con ellos.

Trabajar en una multinacional es algo terrible, muy duro como ya sabes. Su cargo es intermedio, nada del otro mundo, pero aún así requiere una personalidad bien templada en el esfuerzo y una gran resistencia psicológica, además de todas las cualidades políticas que se precisan para sobrevivir en un lugar donde la competencia es fuerte y los pactos son necesarios. Pactos de unos con otros y de todos contra todos. Ya te he contado que en su empresa y en otras similares lo que cuenta al fin y al cabo son los intereses de los gestores, y no de los accionistas, y mucho menos los intereses de los clientes y nunca tampoco el de los trabajadores.

En este tipo de empresas todo es táctica, todo es política, son lo contrario de lo que dicen, y siempre hablan demasiado sin decir la verdad porque desconocen lo que demonios es eso. Lo sé bien, ya son muchos años dedicándome al periodismo económico y mi experiencia es larga informando sobre el mundo empresarial. He viajado y entrevistado a todos los presidentes de las principales compañías del planeta, pobre de mí, una simple mujer como yo hablando con personas tan importantes. Pero nunca me he amedrentado. Soy una mujer liberal que cree en la economía de mercado y en el libre comercio, pero las empresas muy grandes parecen no ser de nadie como las Administraciones Públicas con sus legiones de funcionarios con contratos laborales vitalicios, y cuando algo no tiene dueño claro puede ser entonces de cualquiera, cualquiera que se atreva a tomarla sin el menor escrúpulo.

Menos mal que Luis tiene temperamento y suficientes cualidades para sobrevivir en esta guerra permanente, las tiene pero me preocupa, hay días en que el pobre llega a casa cansado, muy abatido y chamuscado de tanta batalla y de tanto incendio que debe de apagar, parece un bombero en pleno agosto mediterráneo. Y eso también me abrasa a mí, me lleva a veces hasta el agotamiento. Pero bueno, qué quieres que diga, estoy muy contenta por él, al final lo ha conseguido. Me siento orgullosa, le he ayudado y le ayudo en todo lo que puedo, ya lo sabes, amor mío, me esfuerzo constantemente. Sin embargo, como casi todas las mujeres he de compaginar igualmente mi vida profesional, que también es despiadada conmigo, con la familiar, mis hijos y Luis, mi marido. La mejor manera de hacer tal cosa con la dignidad suficiente es logrando dinero, cuanto más mejor. Los billetes de banco siempre son el mejor aceite para engrasar estas tuercas y estos engranajes tan complicados que son el matrimonio y la familia. Con dinero todo va mejor, sin dinero todo va peor.

¿Para qué te cuento todo esto? ¿Por qué hablo con alguien como tú que no existe y que me he inventado como si fuera realmente mi amante? No tengo ni idea, en realidad no necesito ni amantes ni maridos, tampoco creo ni dejo de creer en la economía de mercado ni en todo lo contrario, pero eso no lo sabe el periódico que me paga por mi trabajo y tampoco lo sabe Luís. Sólo quiero que entiendas, es necesario decirlo claro, que yo no deseo lo ajeno. Ni tampoco pretendo dejar transcurrir la vida que me pertenece por derecho propio en la rutina de un día a día devastador y cruel. Tampoco voy a tolerar convertirme en una mujer vulgar que siente un simple alivio al ser libre y al mismo tiempo tristeza por vivir inmersa en el vacío. No quiero añorar ninguna ausencia, ni siquiera la de mis hijos, no estoy dispuesta a sentir nostalgia por un futuro imposible. No quiero convertir mi vida en una ucronia, ni tampoco pretendo desear utopías. Por eso, precisamente porque quiero seguir estando viva, de carne y de cuerpo, pues mi cuerpo es mi espíritu, te estoy escribiendo ahora a ti, a mi amor, al dueño de ese cuerpo que nunca me ha pertenecido del todo excepto cuando lo he dado, aunque al darlo siempre lo he perdido, a pedazos, aunque al entregarlo siempre me he liberado de él, a cachos, de mi cuerpo han salidos dos hijos no sé cómo y en ellos hay una parte de mí que me han hurtado, una parte que ahora me falta y que encuentro a faltar. Mi vida eres tú, pues sin ti no podría mirarme a la cara, ¿a quién hablaría?, ¿qué le diría a la pared?, ¿de quién serían las arrugas de mi rostro?, ¿quién besaría mis ojos cuando llorasen?, ¿a quién podría yo escuchar? ¿A mi esposo?, mi esposo es mi esposo, nada más, él nunca serás tú, es imposible, no tendría ninguna gracia.

Soy una mujer casada, sí. También soy madre, sí. Pero eso puede cambiar en cualquier momento, son apenas circunstancias, curvas del camino. Son lluvia o calor, nieve o huracán. Sea cual sea el futuro yo seguiré siendo una mujer de pleno derecho, completa, entera, sin otras necesidades que las que pueda tener cualquier persona y sin deseos no satisfechos ni hambres atrasadas de posguerra famélica. ¿Y tú?, tú serás siempre lo que yo quiero que seas, mi amado, el espejo que está a mi espalda y que refleja mi patio trasero.

En fin, Luis solamente necesita el nombramiento del consejero delegado y la confirmación oficial del consejo de administración. Será mañana.

Por cierto, me he dedicado a mirar los vídeos sobre felaciones que me pasaste y a buscar también yo por mi cuenta. Tenías razón, son muy instructivos. Aunque tengo mi propia idea, claro, pero solo teórica, así que me conviene verlo en la práctica, fijarme en los detalles. Ese tema no me lo estudié cuando debía y ya me convenía tomar apuntes de nuevo y hacer algún repaso.


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