"WHAT YOU SEE IS WHAT YOU GET"

divendres, 22 de juliol del 2016

Ángela/7 (Relato de verano en 20 capítulos y un epílogo)

Philip-Lorca di Corcia

7.       De cómo Daniel justificaba ante mí a su esposa.

-Ella es una persona normal -me replicó, -no es ninguna heroína. Tampoco es una mujer enferma ni nada parecido, es una mujer, un ser humano como cualquier otro, nada más. Me quiere y me quiere con ella, a su lado, quiero decir, en el sentido protocolario del término. Creo que eso es razonable y debería ser suficiente para mí y también para todos, incluso para ti –me respondió con sorna -las personas no queremos en abstracto, no somos ángeles rubios y asexuados.

-¿Y tú?, ¿a ti te satisface esta situación?

-No creo que ésa sea la pregunta que deba hacerse.

-Respóndela de todos modos -insistí.

-No, claro que no me satisface, hay algo que no termina de estar en su lugar, naturalmente. ¿El qué?, yo mismo, sin duda, yo soy el que no está en su lugar, en el lugar que le corresponde. Ella es la de siempre, ella no ha cambiado. Vale, no lo digas tú, ya lo diré yo. No debía de haber aceptado su dinero a cambio de un matrimonio legal, pero falso. Ya lo sé, es cierto, pero… Lo acepté. Ya está hecho.

-¿Crees que tiene realmente un amante? -le pregunté.

-No lo sé, ni tampoco me importa demasiado -me respondió. Solamente pienso que la conozco algo, poco, pero algo, y sé cómo era entonces en la cama y como, supongo, continua siendo. Era…

-¿Cómo?

-No sabría decirlo, normal, supongo.

-¿Aparentaba?

-Creo que sí, ella siempre aparenta. Quería verme feliz y evitar lo peor, y lo peor para ella es el desprecio de los suyos, y hacía y hace lo necesario para que eso no suceda. Pero esto ya es pasado,  en cualquier caso sería lo más normal del mundo que tuviera un amante, a nadie debería extrañar, un amante con el que no aparentar porque nunca formará parte de tu círculo ni será un miembro de la familia.

-Alguien de fuera, ajeno a todo tu mundo, alguien extraño que realmente te permite ser libre.

-Eso es. Pero me sorprende, e incluso afecta un poco mi orgullo masculino también, que desde mi regreso a casa y mi renuncia al divorcio no me haya buscado ni se me haya ofrecido. Dormimos, como ya sabes, en habitaciones separadas.

-¿A qué lo atribuyes?, le pregunté.

-Creo que tiene miedo a mi rechazo. Porque la rechazaría, sin lugar a dudas. Piensa que ella y yo nos conocemos desde que éramos adolescentes -me respondió mirándome. Nos llevamos un año solamente y la primera vez que nos vimos fue en mi fiesta de cumpleaños, entonces ella tenía 13 y yo 14.

-¿La rechazarías?, ¿lo harías realmente?

-Es demasiado tiempo. No quiero perturbar un recuerdo que en buena parte quiero pensar que fue  hermoso, o no, tanto da.

-¿Lo es?, Daniel, ¿es demasiado tiempo?, ¿tanto da?

-Sí, lo es porque lo conoces demasiado del otro. Yo no quiero pensar que conozco todo lo que ella es, pero sea lo que sea eso que conozco de ella, creo que ahora es excesivo, ya digo, demasiado. Normalmente debería ser algo bueno, algo positivo en dos personas que se quieren, pero en mi caso es una barrera, una molestia. Los secretos, que todos tenemos, ya han sido desvelados y en buena parte se ha producido una decepción, un desencanto. Como dicen los americanos, the game is over.

-No se puede obligar a nadie a permanecer a tu lado en contra de su voluntad.

-¿Quién dice que no?, me respondió algo brusco, levantándose y buscando su abrigo que había colgado del respaldo de una silla.

Era tarde y Daniel quería irse ya. Yo lo había presionado demasiado con tantas preguntas y mi insistencia algo exagerada. Aunque al salir le pregunté de nuevo y a bocajarro qué clase de vida sexual tenía. ¿Recurres a alguna profesional?


-Todavía no, me respondió con una media sonrisa cansina y aspecto de estar harto, ¿me recomiendas alguna? -me preguntó irónico.

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