"WHAT YOU SEE IS WHAT YOU GET"

dimecres, 12 d’abril del 2017

Fusco (y 6)



Fusco (y 6)

Sexta se pega a mí como una babosa, con las piernas abiertas y encogidas me atrapa en su seno, su sexo es una boca sin dientes, algo debe de tener roto por dentro porque no logra quedar embarazada; es una oquedad que atraviesa una montaña, no hay nada al otro lado, tan profunda y natural como un pozo, es igual que la más simple de las mujeres que también quiere un nido aunque no sepa volar, odia y ama, como afirma Gayo Valerio Cátulo en uno de sus poemas, ¿cuántos besos le son bastantes?, se pregunta, tantos como granos tienen las playas de Libia, se responde a sí mismo, tantos como estrellas contemplan las noches los furtivos amores de los hombres...

Siempre muda, siendo igual se transforma, silenciosa, callada, estática, paralizada desde el principio se arrastra lenta como un conejo asustado y me susurra su calma y su miedo como si yo fuera un caballo al que hay que domesticar, un asno de orejas largas y falo desmesurado, pero no es así, no soy eso ni mi pene mide más que la palma de mi mano abierta.

La ceremonia nupcial ha sido sencilla y estrictamente privada, hemos aceptado los bienes que Prócula aporta a través de su hermano como dote. Mi padre ha testado a mi favor y yo al de mis sobrinos. Ese ha sido el trato.

Uno de los hombres que maté, y que habían ocupado la casa de la ya mi esposa, era un facineroso, un bandido, hijo del acreedor principal de Cneo, el hermano de Prócula. Ya veo llegar a los esbirros que enviará para vengarse. Los matones que me cortarán el cuello están esperándome en la próxima esquina y aunque sabré defenderme no tendrán piedad de mí como yo tampoco la tuve de ellos.

Ya soy un hombre muerto, lo soy desde hace tiempo. Estamos a primeros de junio y extrañamente ha refrescado, las noches no son lo claras que deberían, está lloviendo como si volaran gorriones, entre sus alas pétalos, nubes y el agua de los ríos de la luna que sin saberlo regará esos jardines llenos de nada y de cerezos.


Fusco (5 de 6)




Fusco (5 de 6)

Los romanos vivimos de nuestros esclavos mientras nos dedicamos al ocio, a robar a los demás y a matarnos entre nosotros. Aníbal ahora lo tendría más fácil. Marco Porcio Catón siempre afirma que los matrimonios de hoy en día se sustentan en los cuernos de los esposos que como cervatillos se casan y como uros ibéricos se divorcian. Y Tito Lucrecio Caro que ha visto “derramar la sangre de los ciudadanos para aumentar sus riquezas, la avaricia doblando las fortunas, acumulando asesinato sobre asesinato, la crueldad gozándose en los tristes funerales de un hermano, los padres rechazar y huir de la mesa de los allegados” (De rerum Natura)

Los cerezos que Camilo Licinio Lúculo ha traído de lejanos países son la admiración de muchos. Craso quiere conquistar la Mesopotamia y Julio traspasar el Elba. Pompeyo cuenta que ha entrado en el Santa Sanctórum del Templo de Jerusalén y que en aquella pobre habitación no ha visto ningún dios ni a su estatua. Yo vivía de Sexta y de Prócula, las dos eran a su manera la pequeña cámara que Pompeyo Magno visitó y que encontró vacía.

Cuando de joven estudié Historia y Retórica, griego y latín, un viejo profesor que había ejercido de tribuno en los primeros consulados de Mario, un hijo de Alejandría llamado Constantino y al que gustaban los muchachos,  me insistía que vivimos en una ciudad que siempre se lleva a cuestas y de la que no podemos escapar, que ella también es un raro jardín y una cárcel al mismo tiempo, un pesado fardo, un coto cerrado, amurallado. Aunque los demás, decía, son igual que tú, no te ven, nadie se reconoce a pesar de estar hechos todos con la misma sustancia, los bárbaros y los esclavos igualmente y mucho más las mujeres, los seres más parecidos a los hombres aunque estén constituidas al revés que nosotros, el afuera está adentro y el adentro está afuera, para entrar en ellas hay que salir y para salir hay que penetrar en ese recóndito lugar, vacío y lleno. 

No esperes ser el único, multitudes pueblan ese hades que también es, curiosamente, tu casa, el cielo entero, vivos y muertos lo habitan, reales o imaginados, con ellos deberás compartir tu anhelo de la mejor manera que sepas aunque para tu seguridad no cedas a tu mujer ni una lágrima, ni un lamento ni muchos menos ningún halago, no es ella la que yace contigo, es otra que no conoces ni tampoco conocerás, nadie te mira, nadie te ve excepto tú mismo. 

No permitas pues que profanen tu templo, ese fantasma que arrastras desde el día en que tu madre te parió, tu deber será liberarlo de extraños y de mercaderes aunque tengas que usar el látigo, de ladrones y de mentirosos. Si quieres saber algo habrás de vivir solo aunque vivas acompañado. Piensa, concluía, que el daño del mundo es consecuencia de alguna clase de traición y de promesa no cumplida, de los tratos y de las infidelidades y lealtades rotas nace el rencor y la venganza. Cumple pues, y de buena gana, los compromisos, lava tus muertos y recoge con tus propias manos sus cenizas.



dimarts, 11 d’abril del 2017

Fusco (4 de 6)



Fusco (4 de 6)

Prócula tiene a sus esclavos y yo a mi Sexta que ya se ha convertido en mi Primera. Así me lo ha hecho ver mi futura esposa que, según parece, ya conoce la existencia de mi ramera, dejando claro que no está dispuesta a ser la Segunda en nuestro lecho. Le he respondido que será lo que será y lo que tenga que ser ya se verá. Al oírme me ha abofeteado y yo me he reído, ha insistido, no ha parado de darme golpes en el rostro, en la cabeza y en el pecho. Me he protegido como mejor he sabido con mis brazos y manos esquivando sus arremetidas que eran cada vez más violentas, un minuto largo golpeándome hasta que se ha rendido agotada, sus rodillas han cedido y tan larga como es ha caído abatida y derrumbada por su propio esfuerzo y cansancio.

En el suelo, tendida, he introducido mi espada por entre las faldas de su túnica cortando en dos su ropa y medio manchándola con la sangre de los cuerpos abatidos, desnudándola en canal para dejar a la vista su escaso patrimonio de carne y su vientre estriado de mujer que ha parido. No ha hecho nada para impedirlo, he abierto sus piernas y me he arrodillado entre ellas con el gladius todavía en mi mano derecha. Se ha incorporado por sí misma sentándose en el suelo a horcajadas, despojada de su túnica rota me ha rodeado con sus brazos y me ha mordido la boca, he gritado de dolor y de un manotazo la he apartado de mí, ha insistido, esta vez con su lengua bebiendo la sangre que manaba de mis labios. De nuevo la he separado con la punta de mi arma entre sus pechos caídos, se ha quedado en el suelo, tirada, abierta, hueca, acariciándose el pubis y la vulva frente a mí, yo de rodillas y ella con los ojos abiertos de par en par sin apartar la mirada, buscando mi niña, líquida, brillante, nocturna la suya, metálica y de besugo la mía. A nuestro lado había el cadáver de uno de los acreedores asaltantes que acababa de matar y del que no paraba de brotar una sangre acuosa que inundaba el suelo, he debido de perforarle el bazo. Prócula gemía como un gato, y yo ni la he tocado, sólo la he mirado tocarse. Me ha suplicado que no me fuera, que esperara, y cuando ha terminado se ha quedado como un pollo desplumado, como un cerdo después del sacrificio y antes de sacarle provecho, más amarilla que sonrosada. Entonces me he levantado y me he ido. Sus esclavos estaban por allí, espiando escondidos, excitados y atemorizados como viejas fisgonas solitarias.


dilluns, 10 d’abril del 2017

Fusco (3 de 6)


Fusco (3 de 6)

Los acreedores de Cneo se han enterado del trato y del matrimonio inminente, y según parece han querido aumentar de mala manera y con extorsión el importe de la deuda instalándose diez matones de ellos en casa de Prócula y Cneo como si fueran sus dueños o los pretendientes de Penélope. Yo no soy Odiseo pero no me ha costado demasiado matar a cinco, herir a tres y ahuyentar a los otros dos que como conejos se me han escapado. Mi padre me ha mandado que limpiara la casa de extraños chantajistas y así lo he hecho, soy un soldado y sé luchar. En la refriega me he encontrado de nuevo con Prócula a la que hacía años no veía. Se ha puesto un poco nerviosa y sofocada al verme y contemplar la refriega y los muertos esparcidos por el suelo de sus limpias estancias. Me he presentado con la más absoluta naturalidad, como si no sucediera nada extraño, y con la espada ensangrentada en la mano y un muerto a mis pies le he dado el pésame por la muerte de su hija, la que debía de haber sido mi esposa.

Era un niño cuando la conocí, y ya se había casado con un hombre mucho mayor, nos llevamos quince años y, como he dicho, no recordaba casi nada de ella, ni sus formas ni sus ojos, ni su voz siquiera. Tiene un buen aspecto aunque sus aceites y peinados no pueden ocultar sus cincuenta años, no es ningún obstáculo para mí, al menos todavía no y mucho más sabiendo que nuestro casamiento será, como lo son todos, un buen o mal negocio aunque haya mujeres y hombres que se hacen falsas ilusiones. Piensa, me ha dicho ella, que sólo una mujer de mis años puede darte lo que ninguna joven te dará. ¿Y que puedo ofrecerte yo que no consigues de tus esclavos?, le he preguntado a mi vez. Tú sabes matar, ellos no, ya has visto que se asustan y lloran más que unas plañideras, me ha respondido como si le faltara el aliento. Era verdad, como gallinas asustadas se habían escondido al ver llegar a los acreedores de Cneo gritando, vociferando y blandiendo palos y cuchillos.

No sé porqué hemos hablado de manera indirecta de Eros cuando habríamos de haberlo hecho claramente de Plutón, quizás ha sido por una predisposición natural a las convenciones que impelen a los que van a casarse a compartir la cama y a fornicar en ella como si fueran unos desconocidos, esta es la gracia, no haberse visto nunca antes y no verse más después.



dijous, 6 d’abril del 2017

Fusco (2 de 6)



Fusco (2 de 6)

He llegado a casa con ella y a los pocos días mi padre me ha puesto al corriente de las últimas novedades y de lo que ahora espera de mí, su único hijo vivo.

Agripina, la esposa con la que debías casarte, me ha dicho, la niña que elegimos para ti nada más nacer, falleció hace un año atropellada por un carro de bueyes, las ruedas y las patas de los animales le rompieron los huesos y le aplastaron el corazón, los ojos se los cerró su propia madre, Paula Furia Prócula, que ya sabes que es viuda, ¿lo recuerdas?, su esposo murió de fiebres nonagenario hace quince años. Debes ahora casarte con ella, así lo hemos acordado en un nuevo contrato, no tiene a nadie en el mundo aparte de una buena dote que mal le administra su hermano, Cneo, también viudo, sin hijos y muy mal jugador.

En realidad no recordaba casi nada, ni de Agripina ni de Prócula, su madre, ni tampoco que debía casarme con alguien.

Sus cincuenta años no creo que sean para ti ningún inconveniente, al menos aún no, me ha dicho mi padre, como tampoco la fama de sus esclavos que la atienden igual que a una reina etrusca, nos conviene que al final sus bienes terminen en nuestra casa y alimenten a los nuestros, no puede ya tener más hijos y en este caso ello es una ventaja para nosotros y tus sobrinos, los futuros señores del patrimonio Emilio.

Su hermano ha contraído deudas de juego, y sus acreedores forman ya con éxito toda una tropa de mordaces que lo persigue con canciones jocosas y burlas y que hacen su vida imposible. El contrato que hemos firmado consiste en pagarle las deudas, antes de que sea demasiado tarde y lo pierda todo, a cambio de su patrimonio y de su hacienda, nuestros clientes se encargarán, con su diplomacia habitual, de alejarlo de los dados. Aunque no tendrá ya nada que jugarse no nos interesa su mal nombre, y si no lo consiguen lo matarán. 

A mí los dados me habían entregado a Sexta, un cinco más uno todavía suman seis a día de hoy. Una prostituta barata, cuartelaria, y ahora mi padre me adjudicaba a Prócula, una patricia sin sostén, en un trato de conveniencia que he estado a punto de rechazar para alistarme de nuevo en las legiones de Pompeyo, pero si hubiera tomado tal decisión habría perdido también las tierras públicas que el Senado ha entregado como paga a sus veteranos licenciados, y eso, mis codiciosos sobrinos no me lo habrían permitido. De mi padre dicen que ha hecho bien las cosas no aceptando más invitados en su mesa que comida hubiera, de joven tuvo tres hijos varones que levantó del suelo en señal de aceptación, y expuso a otros dos y a una hija dejándolos morir en el basurero que había detrás de la casa, alguien recogió a la niña, no supimos nunca quién fue. Mis dos hermanos murieron más tarde en la guerra, quedando yo como único heredero testado. Hubiera podido adoptar hijos, pero mi carácter no se siente vinculado con los esfuerzos que requiere mantener una estirpe.


dimecres, 5 d’abril del 2017

Fusco (1 de 6)



Fusco (1 de 6)

Cuando te licencias del ejército debes de incinerar a los últimos muertos en combate, lavarlos con tus propias manos y llevar la tea que ha de quemar su pira; es un servicio que los oficiales prestamos a nuestros soldados en gratitud por su servicio, entrega y obediencia. Es un símbolo que quiere escenificar sumisión y una promesa, que moriremos por ellos igual que lo han hecho por nosotros.

Siempre me han gustado los actos fúnebres, la pompa y las plañideras, ya sé que a estas liturgias las reviste el ritual que no necesita ser sincero, pero no debemos buscar en ellas la franqueza porque son otra cosa muy diferente, quizá la repetición y escenificación de algo que olvidamos fácilmente, un acompañamiento que terminará en abandono; la verdad, sin embargo, es esquiva y habita únicamente en los corazones de cada uno, en nuestros hígados y estómagos y en la punta de las espadas que matan o salvan.

Aprecio la demostración pública de afecto a pesar de ser hipócrita, me gusta rendir honores a quien se los merece y también a quien no, porque, en realidad, a quien honoramos es a nosotros mismos, los vivos, los muertos son un mero pretexto para compadecernos de nuestro futuro. A los dioses hay que servirlos aunque únicamente pueblen nuestros sueños y duermevelas, en ellos nos vemos igual que en los metales bruñidos, al revés, el ojo derecho es el izquierdo y viceversa, y queremos pensar, necesitamos creer, que en su mano, que no es derecha ni izquierda, está darnos, o no, un poco más de tiempo.

Así me he comportado, los he lavado y los he incinerado a todos, igual a mis soldados que a mis dioses porque no son unos menos que los otros. Al final de la ceremonia, con los llantos, los sermones y las brasas todavía ardiendo, hemos simulado unos juegos helenos y un banquete etrusco con nuestras esclavas, para acabar llorando borrachos como los griegos cuando se ponen melancólicos, procurando que el vino endulce nuestra tristeza y no convierta la alegría en un sin sentido.

Quizá por ello me he traído de regreso a Sexta, una prostituta que nos ha atendido bien durante toda la campaña asiática. Nos la hemos disputado seis, de ahí su nombre, sus más fieles y asiduos. Los dados que hemos echado sobre su túnica me la han entregado para que regrese conmigo, Marco Emilio Fusco, a casa.

Sexta es la tercera mujer que me ha visto llorar, antes sólo lo habían hecho mi madre y mi nodriza. A veces no puedo mirarla a los ojos, aparto la vista y aunque me muero evito el gemido y el grito, me trago el goce y el encanto.

Seguro que ella ha contemplado sollozar a muchos otros antes que a mí.

Fusco, me dice triste y compungida igual que si recitara una salmodia, a penas soy un fantasma que vive entre tus pesadillas y tus temores, en los sueños puedes matarme, hazlo, hunde tu espada en mi corazón, búscalo en mi vagina, ábrete paso a su través, rasga mi vientre para que salgan las heces por él como si fueran los hijos que nunca pariré, no te mancharán, soy un sueño, un deseo, carne macerada de jabalí. 

dimarts, 4 d’abril del 2017

Filosofia corta (y7)



25 Enero 2010

El fuego y el azar, el vaso, la jarra y unos ajos para blanquear de iridiscencias lechosas el agua.


¿Ha estado usted en África?

Me estaba tomando un café con un vaso de agua en uno de los bares del intercambiador de autocares de Zaragoza, aprovechando una muy corta parada que realizaba el que me llevaba a Madrid desde Barcelona. El edificio era el mismo de la estación del AVE, el tren de alta velocidad que unía las dos ciudades. Sentado en una pequeña mesa releía El africano de Le Clézio cuando una mujer se me acercó, y, sin ninguna clase de preámbulo, me preguntó si conocía el continente africano. Le respondí que de África solamente conocía Egipto y le pregunté a mi vez si ella había estado allí.

¿Y usted?, ¿conoce África?

Me respondió que no, pero que deseaba y esperaba hacerlo pronto, que estaba ahorrando para el viaje.

Me callé y la miré, y mientras ella también me miraba caí de pronto en la cuenta que el autocar que debía llevarme a Madrid había partido ya con mi pequeña maleta en su vientre, y yo me había quedado en tierra.

Pasamos la noche juntos, hospedados y acostados en la cama de una pensión sencilla del barrio del Pilar, y hablamos del África que no conocíamos ninguno de los dos.

A la mañana siguiente leí en un periódico que el autocar que perdí había sufrido un accidente, y que la mayoría de sus pasajeros habían fallecido carbonizados.

Ella se había marchado pronto y sin despedirse, cuando desperté no hallé a nadie al otro lado de la cama.

Compré un nuevo billete y al cabo de unas horas llegué a Madrid sin mi maleta. No traté de recuperarla, supuse que debía de haberse calcinado junto con todo lo demás.





dijous, 30 de març del 2017

Filosofia curta (6)



22 Enero 2010

La boca y un pato colgado de la pared.


–¿Por qué tratas de controlar aquello que no puedes disimular, pareces un pato tratando de caminar? –le preguntó ella con aire enojado.

–Porque soy un caballero –le respondió su marido herido por los celos.

–Eres un hipócrita –le espetó ella con violencia.

–Estás equivocada, no me interesan las mentiras, pero me seduce la verdad –le contestó alzando la mirada y orgulloso de sí.

–No comprendo qué quieres decir –le preguntó con aire inocente.

–Vas en busca de sentimientos como un perro hambriento tras un hueso.

Al responder, el sudor dejó de resbalarle por su rostro recién afeitado y se detuvo formando pequeñas gotas en la comisura de su boca que trataba de sonreír.

–¿Crees que tus palabras me ofenden? –le preguntó su esposa, procurando que las suyas adquirieran un tono irónico.

–Claro que no, querida, ya sé que no te ofenden, solamente hay un ser en este mundo al que puedo ofender.

–¿A quién?

–A Jesús– le respondió tajante y con aire tan sereno como forzado.

–No me hagas reír –le respondió ella tocándose la enorme barriga de embarazada a punto de parir. –A cuento de qué me nombras ahora a Jesús, hace años que dejaste de ser cristiano.

–Dejé de serlo, pero lo fui, lo fui como lo fuimos todos, no lo olvides, todos fuimos eso, cristianos –reconoció avergonzado.

–No consigues desprenderte del sentimiento de culpa y del temor al castigo, me das lástima, esposo mío –lo acusó ella, segura y convencida de sus palabras.

–En cambio tú te crees impune, querida mía. Ésa es una mala manera de ser libre. –Le respondió triste y decepcionado, mirando entre sorprendido y desilusionado el vientre de su mujer.

–¿Impune?, no te entiendo, soy hija de mi tiempo, nada más.

Y se fue.


(La anterior conversación es un parafraseo desordenado de extractos de conversaciones oídas en: Syskonbädd 1782(My sister, my Love), película dirigida por Vilgot Sjöman el año 1966)

dimarts, 28 de març del 2017

Filosofia curta (5)



20 de gener 2010

Els ulls o la veritat, la ratlla, el gat i un perfum barat.


"Quan s'escriu, es pinta o es dibuixa, quan es fotografia, s’interpreta o es construeix, s’ha de tractar de dir alguna cosa important, arrencar-la de la foscor i treure-la fora d'aquest terreny de penombra i boira en què viu".

Vaig fer una pausa i la vaig mirar. Era allà, amb tots els altres, la majoria dones, i la majoria dones grans com ella. Vídues i divorciades. Només recordo a un parell de casades, o almenys això deia la fitxa d'inscripció que havien omplert per poder assistir al meu seminari, Introducció a l'Art, que una vella escola amb dificultats econòmiques m'havia sol·licitat per tractar d'obtenir més ingressos intentant organitzar cursos per a adults ociosos i jubilats. He de reconèixer que estava tenint èxit, las classes sempre s'omplien.

"L'essència d’allò que és fonamental és la foscor tamisada. La clau de les coses, aquesta clau que obre les portes, això que anomenem veritat, rebutja la llum".

No movia ni un múscul ni prenia notes com les altres. Duia un vestit jaqueta de cuir negre, acabat de comprar, d'autèntica manufactura i marca Chanel, com a mi m'agradava. Tenia cos per vestir-lo. I el sabia portar. Era un animal.

"La veritat és inquieta, nerviosa, tot just aconseguim, amb no pocs esforços, que romangui escassos segons enfront dels nostres ulls".

El seu preciós cabell blanc se l'havia tallat a raspall, molt curt i tenyit amb lleugeríssimes iridescències blaves. Els seus llavis fins els portava explícitament vermells per davant de la seva pàl·lida pell. Les arracades i el collaret eren de perles autèntiques, lluïa les que li havia, regalat el seu marit el 30 aniversari del seu matrimoni i mort cinc anys abans.

"Quan la contemplem sempre acabem embargats per un estrany sentiment de revelació, d'entusiasme i de frustració també. La veritat és més poderosa que nosaltres."

A sota de la jaqueta de cuir vestia una simple samarreta negra de cotó de Calvin Klein, sense mànigues i molt cenyida. No portava sostenidor i els seus pits, una mica caiguts, ni grans ni petits, es marcaven perfectament gràcies als seus mugrons ben formats.

"Més tard, apareix sempre la tristesa i aquesta alegria intel·ligent a la que li agrada, igual que la mateixa veritat que l'ha provocat, romandre amagada per entre els racons oblidats d'una estança massa plena de mobles".

A sota de la faldilla de cuir ensenyava unes mitges de color carn amb unes lligacames blaves. Estava asseguda amb les cames creuades i no portava calces. Ho sabia perquè jo mateix me les havia guardat a la butxaca aquell matí, ben d'hora, abans de vestir-nos i després de la dutxa que havíem pres junts.

"La veritat viu entre la pols i la seva fauna salvatge, aquests insectes microscòpics, àcars i tota classe d'aràcnids i cucs de mig mil·límetre i de mig pèl. La veritat és curta com la mateixa poesia, com la bona filosofia. És breu i simple".

Era quinze anys més gran que jo, i era com a mi m'agradaria que fos una dona: com ho és un rèptil, com ho eren les seves sabates italianes, de caiman jove, com ho era la seva perla fosca en la seva vagina vella i  salvatge, i el taló alt d'agulla amb la punta arrodonida i la sola d'ivori, d'ullal de lloba. La seva llengua era de plata i duia les ungles pintades també de vermell. El color de la pell lleugerament rosa revelava que havia fet això que diuen que es fa quan es fa això que diuen.

"La poesia és la veritat de l'art, en ella únicament es dóna encara que sigui donant-se a la manera d'un teorema matemàtic o d'un sexe pentinat amb la pinta adequada".

La classe havia acabat i l'aula s'havia quedat buida.

"La veritat sempre és despietada com un animal, si no, no és mai veritat, només complaença".

Anell navajo de plata amb una turquesa en un dels seus dits i un perfum barat de Killian a la pell.

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20 Enero 2010

Los ojos o la verdad, la raya, el gato y un perfume barato.


“Cuando se escribe, se pinta o se dibuja, cuando se fotografía, interpreta o construye, debe de tratarse de decir algo importante, arrancarlo de la oscuridad y sacarlo fuera de ese terreno de penumbra y niebla en el que vive”.

Hice una pausa y la miré. Allí estaba, con todos los demás, la mayoría mujeres, y la mayoría mujeres mayores como ella. Viudas y divorciadas. Solamente recuerdo a un par de casadas, o al menos eso decía la ficha de inscripción que habían rellenado para poder asistir a mi seminario, “Introducción al Arte”, que una vieja escuela con dificultades económicas me había solicitado para tratar de obtener más ingresos intentando organizar cursos para adultos ociosos. He de reconocer que estaba teniendo éxito, las clases siempre se llenaban.

“La esencia de lo fundamental es la oscuridad tamizada. La clave de las cosas, esa llave que abre las puertas, eso a lo que llamamos verdad, rechaza la luz”.

No movía ni un músculo ni tomaba notas como las demás. Vestía un traje chaqueta de cuero negro, recién comprado, de auténtica manufactura y marca Chanel, como a mí me gustaba. Tenía cuerpo para ello. Y lo sabía llevar. Era un animal.

“La verdad es inquieta, nerviosa, apenas conseguimos, con no pocos esfuerzos, que permanezca escasos segundos frente a nuestros ojos”.

Su hermoso pelo blanco se lo había cortado a cepillo, muy corto y teñido con ligerísimas iridiscencias azules. Sus labios finos los llevaba explícitamente rojos por delante de su pálida piel. Los pendientes y el collar eran de perlas auténticas, lucía los que le había regalado su marido al celebrar el 30 aniversario de su matrimonio, fallecido cinco años antes.

“Cuando la contemplamos siempre terminamos embargados por un extraño sentimiento de revelación, de entusiasmo y de frustración también. La verdad es más poderosa que nosotros.”

Debajo de su chaqueta de cuero vestía una simple camiseta negra de algodón de Calvin Klein, sin mangas y muy ceñida. No llevaba sujetador y sus pechos, algo caídos, ni grandes ni pequeños, se marcaban perfectamente gracias a sus pezones bien formados.

“Más tarde, aparece siempre la tristeza y esa alegría inteligente que gusta, al igual que la misma verdad que la ha provocado, de permanecer escondida por entre los rincones olvidados de una estancia demasiado llena de muebles”.

Debajo de la falda de cuero enseñaba unas medias de color carne con ligueros azules. Estaba sentada con las piernas cruzadas y no llevaba bragas. Lo sabía porque yo mismo me las había guardado en mi bolsillo aquella mañana temprano, antes de vestirnos y después de la ducha que habíamos tomado juntos.

“La verdad vive entre el polvo y su fauna salvaje, esos insectos microscópicos, ácaros y toda clase de arácnidos y gusanos de medio milímetro y de medio pelo. La verdad es corta como la misma poesía, como la buena filosofía. Es escueta y simple”.

Era quince años mayor que yo, y era como a mí me gustaría que fuera una mujer: como lo es un reptil, como lo eran sus zapatos italianos, de caimán joven, como lo era su perla oscura en su vagina anciana y salvaje, y su tacón alto de aguja con la punta redondeada y la suela de marfil, de colmillo de loba. Su lengua era de plata y llevaba las uñas pintadas también de rojo. El color de su piel ligeramente sonrosado revelaba que había hecho eso que dicen que se hace cuando se hace eso que dicen.

“La poesía es la verdad del arte, en ella solamente se da aunque sea dándose a la manera de un teorema matemático o de un sexo peinado con el peine adecuado”.

La clase había terminado y el aula se había quedado vacía.

“La verdad siempre es despiadada como un animal, si no, no es nunca verdad, sólo complacencia”.

Anillo navajo de plata con una turquesa en uno de sus dedos y un perfume barato de Killian en su piel.

divendres, 24 de març del 2017

Filosofia curta (4)


18 de gener 2010

La pell i una altra llebre i un ocell morts amb fusell.

Des que el seu pare li va ensenyar l'ofici de pelleter va saber que el treball manual és estimulant i alhora una bona manera de reposar la ment i el cos.

Això pensava al mirar-la dormir al centre del llit. Veure-la recolzada, amb la boca lleugerament oberta i l'ull esquerre amagat entre els plecs del coixí, li produïa una curiosa sensació de guerra i de pau, d'olor a pluja i de terra mullada.

Des del sofà on es trobava assegut i nu contemplant-la, podia olorar-la i també veure els delicats plecs de la seva aixella depilada i tot el seu peu dret sobresortint d'entre els llençols, amb les ungles ben retallades i pintades, el seu tendó rosat i el taló pàl·lid i lleugerament fosc, o brut. Li recordava a una llebre morta amb fusell.

Quan treballes amb les mans rarament aconsegueixes veure l'obra conclosa, sempre trobes mil maneres de  millorar-la. Balenciaga descosia i muntava una i altra vegada les mànigues, l'element més difícil d’un vestit.

La pell té tacte, olor, color, forma i per descomptat so. També posseeix gust, però aquesta és una qualitat que només degustarà qui s'atreveixi a ser valent i curiós, i no tingui por de mossegar i besar el centre del món.

Una pell ben adobada s'adapta a les teves mans que mai li demanaran més que allò que només poden donar. Sí així ho fas aconseguiràs construir alguna cosa duradora encara que tot just duri un instant

Totes les pells tenen el seu anvers i el seu revers, gairebé com si fossin un vers amb el seu davant i el seu darrera, amb el seu llom i el seu pit. Un bon pelleter deu estar mirant sempre la cara i la creu, el front i la seva esquena. Clavar agulles al pèl, marcar amb guix o llapis el cuir, calcular, sumar i multiplicar, mai restar ni arribar a zero.

Després cal mullar-les, deixar que la humitat les impregni, que augmentin amb ella el seu pes i la seva elasticitat per després modelar-les a la teva conveniència i necessitat, a la teva i a la d'elles.

Això pensava al veure la forma del seu pit dret rendit, descansant, sotmès i caigut, amb el seu mugró mig erecte i mig oblidat i retret.

Al veure’l va tenir ell també una erecció. Va ser llavors quan decidí aixecar-se, dutxar-se, vestir-se i anar-se'n. No li va dir adéu perquè dormia, tampoc li va deixar cap nota amb cap número de telèfon apuntat i molt menys un nom. Baixà a recepció, va pagar el compte de l'hotel i va demanar que li demanessin un taxi.

Assegut al seient del darrere va pensar que a l’arribar al taller posaria música de Debussy mentre retallava la jaqueta curta d'astracan swakara negre que tenia a mig fer. Un astrakà molt “acostellat”, com a ell li agradava. Que el coll seria sens dubte de visó pastel clar, potser tourmaline i els botons d'os, grans, indissimulats, com han de ser el botons, francs i descoberts, gairebé descordats com...

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18 Enero 2010

La piel y otra liebre y un pájaro muertos con fusil.

Desde que su padre le enseñó el oficio de peletero supo que el trabajo manual es estimulante y al mismo tiempo una buena manera de reposar la mente y el cuerpo.

Eso pensaba al mirarla dormir en el centro de la cama. Verla recostada, con la boca ligeramente abierta y el ojo izquierdo escondido entre los pliegues de la  almohada, le producía esa sensación de guerra y paz, de olor a lluvia y tierra mojada.

Desde el sofá donde se hallaba sentado y desnudo contemplándola, podía olerla y también ver los delicados pliegues de su axila depilada y todo su pie derecho sobresaliendo de entre las sábanas, con sus uñas bien recortadas y pintadas, con su tendón sonrosado y su talón pálido y ligeramente oscuro, o sucio. Le recordaba a una liebre muerta con fusil.

Cuando trabajas con las manos raramente consigues ver la obra concluida, siempre encuentras mil maneras mejores de terminarla. Balenciaga descosía y montaba una y otra vez las mangas, el elemento más difícil en un vestido.

La piel tiene tacto, olor, color, forma y por supuesto sonido. También posee sabor, pero esa es una cualidad que solamente degustará quien se atreva a ser valiente y curioso, y no tema morder ni besar el centro del mundo.

Una piel bien curtida se adapta a tus manos que nunca le pedirán más que aquello que solamente pueden dar. Sí así lo haces conseguirás construir algo duradero aunque apenas dure un momento.

Todas la pieles tienen su anverso y su reverso, casi como si fueran un verso con su delante y su detrás, con su revés o su envés. Un buen peletero debe de estar mirando siempre la cara y la cruz, el frente y su espalda. Clavar agujas al pelo, marcar con tiza o lápiz el cuero, calcular, sumar y multiplicar, nunca restar ni llegar a cero.

Luego hay que mojarlas, dejar que la humedad las impregne, que aumenten con ella su peso y su elasticidad para después moldearlas a tu conveniencia y necesidad, la tuya y la de ellas.

Eso pensaba al ver la forma de su pecho derecho rendido, descansando, sometido y caído, con su pezón medio enhiesto y medio olvidado y retraído. Al recordarlo erecto tuvo él también una erección. Fue entonces cuando decidió levantarse, ducharse, vestirse e irse. No le dijo adiós porque dormía, tampoco le dejó ninguna nota con ningún número de teléfono apuntado y mucho menos un nombre. Bajó a recepción, pagó la cuenta del hotel y pidió que le llamaran un taxi.

Sentado en el asiento de atrás pensó que al llegar al taller pondría música de Debussy mientras recortaba la chaqueta corta de astracán swakara negro que tenía a medio terminar, un astrakán muy acostillado, como a él le gustaba. Que el cuello sería sin duda de visón pastel claro, quizás tourmaline y los botones de hueso, grandes, indisimulados, como tienen que ser lo botones, francos y descubiertos, casi desabotonados como...


dijous, 23 de març del 2017

Filosofia curta (3)



15 de gener 2010

El dits, un conill i dos ocells morts al costat d’alguns brins de palla escampats sobre la taula de pedra.


Al fossar hi havia quatre arbres com quatre dits oberts, eren xiprers foscos i vells.

Altres quatre vorejaven un prat de blat alt, a punt per segar, era l’estiu i entre els meus dits hi havia conills, bastons, espases i l'or de les teves copes que vessaven dons.

Sureres, pins i leviatans, aquest arbre que diuen que amaga serps, llangardaixos i escorpins gegants. Sabers, endevinalles i premonicions. També hi havia canyes, males herbes i un parell o tres de creus velles, alguns rivets i ornaments senzills entre les teves faldilles blanques i les teves sanefes de colors. Barraques i núvols al cel i sèquies humides a la terra llaurada del teu cos.

Semblaves un animal salvatge, nua i dempeus, ferotge.

La nostra roba a terra, el sol alt i caient, el meu fal·lus alçat i pujant, i els meus dits ballant en els teus pits i entrant i sortint de les teves entranyes per robar-te piques, cors, trèvols i diamants.


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15 Enero 2010

Dedos, un conejo y dos pájaros muertos junto con algunas briznas de paja esparcidas sobre la mesa de piedra.


En el Campo Santo había cuatro árboles como cuatro dedos abiertos, eran cipreses oscuros y viejos.

Otros cuatro bordeaban un prado de trigo alto, listo para la siega, era verano y entre mis dedos había conejos, bastones, espadas y el oro de tus copas que rebosaban dones.

Alcornoques, pinos y leviatanes, ese árbol que dicen que esconde serpientes, lagartos y alacranes gigantes. Saberes, acertijos y premoniciones. También había cañas, malas hierbas y un par o tres de cruces viejas, algunos ribetes y adornos sencillos entre tus faldas blancas y tus cenefas de colores. Chamizos y  nubes en el cielo y acequias húmedas en la tierra labrada de tu cuerpo.

Parecías un animal salvaje, desnuda y de pie, fiera.

Nuestra ropa en el suelo, el sol alto y cayendo, mi falo enhiesto y subiendo, y mis dedos bailando en tu seno y entrando y saliendo de tu vientre para robarte picas, corazones, tréboles y diamantes.


dimecres, 22 de març del 2017

Filosofia curta (2)


13 de gener 2010

Els peus i una llebre morta amb fusell.

Quan vegis el seu puny destra sortir directe cap al teu rostre hauràs decantar una mica el cos cap a la dreta, el necessari per deixar passar el martell. És llavors quan hauràs d'enfonsar l’espasa, tota la teva mà i el braç esquerres en el seu fetge, fins el més profund.

Amb els dits arribaràs a tocar la paret del fons, amb la força i la precisió necessàries per a trencar-la. D'aquesta manera tan fàcil hauràs guanyat la partida i el conte es podrà donar per acabat.

Abans, només pantomima de mans, ball de peus, una mica de cintura i de maluc i un mica de cap.

Moviment de coll per despistar a la teva parella, que sempre és, en tots els casos, parella de ball.

Amb la pell de la llebre em faré uns maneguets, tinc fred a les mans, fa segles que no et toco.

15 Enero 2010

Los pies y una liebre muerta con fusil.

Cuando veas su puño diestro salir directo hacia tu rostro deberás ladear un poco el cuerpo hacia la derecha, lo suficiente para dejar pasar el martillo. Es entonces cuando habrás de hundir tu espada, toda tu mano y tu brazo izquierdos en su hígado, hasta lo más hondo.

Con tus dedos llegarás a tocar la pared del fondo, con la fuerza y la precisión necesarias para romperla. De esta manera tan fácil habrás ganado la partida y el cuento se podrá dar por terminado.

Antes, solamente pantomima de manos, baile de pies, un poco de cintura y de cadera y un algo de cabeza.

Movimiento de cuello para despistar a tu pareja, que siempre es, en todos los casos, pareja de baile.


Con la piel de la liebre me haré unos manguitos, tengo frío en las manos, hace siglos que no te toco. 

dimarts, 21 de març del 2017

Filosofia curta (1)

Chardin


11 de gener 2010

El cor i un faisà mort al costat d'una bossa plena de pólvora.


Saps el temps que fa que ningú ha entrat en aquesta habitació?

Abans hi havia gent, alguns es quedaven durant una temporada, altres anaven i venien, la música els mantenia sempre alegres i jo era feliç amb ells, vivint les seves vides que no eren la meva. Aquells van ser uns anys bojos, ingenus i excèntrics.

Després vaig haver de fer reformes, canviar la distribució dels envans, enderrocar alguna paret i aixecar-ne una altra uns pams més enllà. La vaig buidar de mobles, de llibres i de trastos, i la gent se’n va anar.

No sé com, però va quedar més petita, mig amputada i esguerrada, deixà de ser útil. Després de tapiar les finestres, segellar la porta i perdre la clau que mig havia oblidat en algun calaix, la vaig clausurar.

I ara, no sé per quina raó, tu em demanes obrir-la de nou, ets el primer que vol entrar després de tot aquest temps. Ja saps que en ella no hi ha res, només pols seca, olor de tancat i foscor.

Em dius que podem netejar-la, pintar-la i donar-li una utilitat. Assegures que en ella cap un llit, una tauleta de nit amb el seu llum, un armari petit al racó i una cadira al fons, al costat de la finestra que dóna al carrer que podem vestir amb unes cortines de flors pintades .

M’assenyales que a l'altra paret seria possible posar també un mirall i un parell de quadres en la del costat del llit, aquell retrat que em vas fer abans que ens coneguéssim, i el paisatge del bosc de pins que tant m'agrada. I a terra, entre el llit i la porta, la catifa que vas comprar abans de néixer, la que és grisa i blava, plata i del color del cel ennuvolat després de ploure.

Em mires amb els ulls humits i em parles també d'altres colors, del groc llimona de la meva faldilla, del castanyer de troncs vells i abatuts, i del blanc immaculat de la meva brusa de cotó que vols descordar.

Dius que t'agrada el vermell de la meva sang i el negre que hi ha al fons del meu cor, creus que contrasten amb el color dels meus cabells rossos i amb el de la fusta clara de la cadira del racó, aquesta que s'assembla a la que va pintar Van Gogh.


Mentre et miro em segueixes parlant i entre paraula i paraula em beses, i em demanes que t’ensenyi la brillantor del meu dolç robí amagat, i afirmes segur que a l'habitació hi cabem tots dos, que encara que el llit sigui petit podem dormir junts i abraçats, i que embolicats l'un en l'altre ens besarem fins que l'alba se'ns en dugui com a un faisà, cecs o assenyats, vius o morts.

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11 Enero 2010

El corazón y un faisán muerto al lado de una bolsa llena de pólvora.


¿Sabes el tiempo que hace que nadie ha entrado en esta habitación?

Antes había gente, algunos se quedaban por un tiempo, otros iban y venían, la música los mantenía siempre alegres y yo era feliz con ellos, viviendo sus vidas que no eran la mía. Aquellos fueron unos años locos, ingenuos y excéntricos.

Después tuve que hacer reformas, cambiar la distribución de los tabiques, tirar alguna pared y levantar otra unos palmos más allá. La vacié de muebles, de libros y de trastos, y la gente se marchó.

No sé cómo, pero quedó más pequeña, medio amputada y lisiada, dejó de ser útil y la clausuré. Tapié sus ventanas, sellé la puerta y perdí la llave que medio guardé y olvidé en algún cajón.

Y ahora, no sé por qué razón, tú me pides abrirla de nuevo, eres el primero que quiere entrar después de todo este tiempo. Ya sabes que en ella no hay nada, solamente polvo seco, olor a cerrado y oscuridad.

Me dices que podemos limpiarla, pintarla y adecentarla, darle una utilidad. Aseguras que en ella cabe una cama, una mesita de noche con su lámpara, un armario pequeño en el rincón y una silla en el fondo, al lado de la ventana que da a la calle y de la que podemos colgar unas cortinas de flores pintadas.

Señalas que en la otra pared cabría un espejo y un par de cuadros en la que hay al lado de la cama, aquel retrato que me hiciste antes de conocerme y el paisaje del bosque de pinos que tanto me gusta. Y en el suelo, entre la cama y la puerta, la alfombra que compraste la otra vez, antes de nacer, aquella que es gris y azul, plata y cielo nublado después de llover.

Me miras con los ojos húmedos y me hablas también de otros colores, del amarillo limón de mi falda, del castaño de los troncos viejos y abatidos, y del blanco inmaculado de mi blusa de algodón que quieres desabrochar.

Dices que te gusta el rojo de mi sangre y el negro que hay en el fondo de mi corazón, crees que contrastan con el color de mis cabellos rubios y con el de la madera clara de la silla del rincón, ésa que se parece a la que pintó Van Gogh.

Mientras te miro me sigues hablando y entre palabra y palabra me besas, y me pides que te enseñe el brillo de mi dulce rubí, y afirmas seguro que en la habitación cabemos los dos, que aunque la cama sea pequeña podemos dormir juntos y abrazados, y que envueltos el uno en el otro nos besaremos hasta que el alba se nos lleve como al faisán, ciegos o cuerdos, vivos o muertos.

dissabte, 11 de març del 2017

Amor ràpid (15)


Amor ràpid (15)

T'he escrit per dir-te que et vull venir a veure, que necessito estar de nou amb tu. I tu m'has advertit que millor que no perquè no et trobaré a casa, que estaràs de viatge uns quants dies, per feina, però que si de totes maneres insisteixo en anar-hi em deixaràs la nevera plena i ben proveïda, i el llit amb llençols nets.

T'he respost que sí, que encara que no hi siguis aniré igualment i que vull un peix espasa i un lluç al congelador, i una dotzena de iogurts de fruites del bosc al costat de la llet desnatada. I que els llençols han de ser vermells i negres perquè em recorden la teva joventut anarquista i la primera nit que vam passar junts en la teva antiga casa, aquella que només tenia una habitació i dues finestres.

T'he demanat també que canviïs les flors del gerro blanc, sempre se t'oblida fer-ho. Ja saps que m'agraden musties i seques, és cert, però reconec que és una preferència malsana, capritxosa i decadent, d'un home vell com jo.

T'he preguntat on guardes les espelmes que encens quan et poses romàntica, he insinuat que potser les necessiti, que potser truqui a una antiga amiga, però només ha estat per molestar-te, en realitat no les necessitaré, com tampoc aniré a casa teva, així que el peix espasa i el lluç te'ls hauràs de menjar tu, que sé que no t'agraden, i els iogurts llençar-los perquè ja hauran caducat quan tornis.

Amb els llençols tens sort, perquè no caduquen mai.

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Amor rápido (15)

Te he escrito para decirte que quiero ir a verte, que necesito estar de nuevo contigo. Y tú me has advertido que mejor que no vaya porque no te hallaré en casa, que estarás de viaje unos cuantos días, por trabajo, pero que si de todas formas insisto en ir me dejarás la nevera llena y bien provista, y la cama con sábanas limpias.

Te he respondido que sí, que aunque no estés iré igualmente y que quiero un pez espada y una dorada en el congelador, y una docena de yogures de frutas del bosque al lado de la leche desnatada. Y que las sábanas han de ser rojas y negras porque me recuerdan tu juventud anarquista y la primera noche que pasamos juntos en tu antigua casa, la que sólo tenía una habitación y dos ventanas.

Te he pedido también que cambies las flores del jarrón blanco, siempre se te olvida hacerlo. Ya sabes que me gustan mustias y secas, es verdad, pero reconozco que es una preferencia malsana, caprichosa y decadente, de un hombre viejo como yo.

Te he preguntado dónde guardas las velas que enciendes cuando te pones romántica, he insinuado que quizás las precise, que tal vez llame a una antigua amiga, pero sólo ha sido para molestarte, en realidad no las necesitaré, como tampoco iré a tu casa, así que el pez espada y la dorada te los deberás comer tú, que sé que no te gustan, y los yogures tirarlos porque ya habrán caducado cuando regreses.

En cuanto a las sábanas tienes suerte, porque ellas no caducan jamás.


divendres, 10 de març del 2017

Amor ràpid (14)



Amor ràpid (14)

Ahir a la nit vas veure un fantasma, una pedra gran, informe i pàl·lida que obstruïa el camí. Jo no me’n vaig adonar  i seguí caminant com si no existís. Et vas estranyar que no m’aturés i al contemplar sorpresa que la travessava com si fos fum mentre tu t’havies quedat aturada. No puc passar, em vas dir una mica espantada, hi ha una pedra enorme que m'impedeix seguir. De quina pedra em parles?, et vaig preguntar irritat. No la veus?, vas insistir.

És curiós, sempre veiem coses diferents, parlem idiomes que no s'assemblen i descrivim els successos i els objectes de maneres mai comparables. Tampoc busquem el mateix, per això de vegades ens agrada besar-nos i explicar-nos el que cadascú sap en aquestes nits pàl·lides com les pedres que impedeixen el pas.

Jo no sé res de tu i tu tampoc de mi. Ens acompanyen fantasmes diferents que algun dia, no ho dubtis, ens segrestaran per no deixar-nos anar mai més. Serà llavors quan començaré a oblidar-te.

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Amor rápido (14)

Ayer noche viste un fantasma, una piedra grande, informe y pálida que varaba el camino. Yo no reparé en ella y pasé como si no existiera. Te extrañaste cuando no me detuve y la atravesé como humo. No puedo pasar, me dijiste un poco asustada, hay una piedra enorme que me impide seguir. ¿De qué piedra me hablas?, te pregunté irritado. ¿No la ves?, insististe.

Es curioso, siempre vemos cosas distintas, hablamos idiomas que no se parecen y describimos los sucesos y los objetos de maneras nunca comparables. Tampoco nos gusta lo mismo, por eso a veces nos agrada besarnos y contarnos lo que cada uno sabe en esas noches pálidas como las piedras que varen el paso.

Yo no sé nada de ti y tú tampoco de mí. Nos acompañan fantasmas diferentes que algún día, no lo dudes, nos secuestrarán para no soltarnos nunca más. Será entonces cuando empezaré a olvidarte.

dimecres, 8 de març del 2017

Amor ràpid (13)



Amor ràpid (13)

Res més que una dona, només una dona, em dius que ets tractant de seduir-me. Et pregunto què vol dir ser una dona, simplement una dona. Rius i em beses mentre em deslligues el cinturó. No ho saps?, em preguntes al baixar-me els pantalons i veure que no porto calçotets. No, no ho sé, vull que tu m'ho expliquis, et demano. No em mires a la cara, i molt menys als ulls quan veig que somrius i t'agenolles. Vas a fer una cosa que m'agradaria que fessis, però et detinc, t’aturo i em pujo els pantalons i me'ls cordo de nou. Millor escriu-me una carta, ja saps on visc, et dic quan me’n vaig i et deixo a terra, agenollada. Crec que exclames alguna cosa quan tanco la porta, algun insult o potser coses pitjors.

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Amor rápido (13)


Nada más que una mujer, solamente una mujer, me dices que eres tratando de seducirme. Te pregunto qué significa ser una mujer, simplemente una mujer. Te ríes y me besas mientras desatas mi cinturón. ¿No lo sabes?, me preguntas al bajarme los pantalones y ver que no llevo calzoncillos. No, no lo sé, quiero que tú me lo expliques, te pido. No me miras a la cara, y mucho menos a los ojos cuando veo que sonríes y te arrodillas. Vas a hacer algo que me gustaría que hicieras, pero te detengo, me subo los pantalones y me los abrocho de nuevo. Mejor escríbeme una carta, ya sabes dónde vivo, te digo cuando me voy y te dejo en el suelo, arrodillada. Creo que exclamas algo a mis espaldas, algún insulto o quizás cosas peores. 

dimarts, 7 de març del 2017

Amor ràpid (12)



Amor ràpid (12)

L'altre dia vaig veure la teva roba vermella estesa a la galeria. La havies rentat al matí i a la tarda ja estava seca, planxada i guardada. M'agradava la seva olor a sexe i a suor. Però tot just llevar-te la vas posar tota a la rentadora i a mi em vas treure del llit a empentes per canviar els llençols.

Després et vas dutxar i, mentre t’assecaves, amb aquella tovallola també vermella, em vas preguntar l'hora, però jo ja me n’havia anat i no vaig poder respondre't.

No havia portat muda, mai penso en aquest tipus de coses i la roba del teu marit em ve massa gran.

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Amor rápido (12)

El otro día vi tu ropa roja tendida en la galería. La habías lavado por la mañana y por la tarde ya estaba seca, planchada y guardada. Me gustaba su olor a sexo y a sudor. Pero nada más levantarte la metiste toda en la lavadora y a mí me echaste de la cama a empujones para cambiar las sábanas.

Luego te duchaste y, mientras te secabas, con aquella toalla también roja, me preguntaste la hora, pero yo ya me había ido y no pude responderte.


No había traído muda, nunca pienso en este tipo de cosas y la ropa de tu marido me viene demasiado grande.