"WHAT YOU SEE IS WHAT YOU GET"

dilluns, 10 d’abril del 2017

Fusco (3 de 6)


Fusco (3 de 6)

Los acreedores de Cneo se han enterado del trato y del matrimonio inminente, y según parece han querido aumentar de mala manera y con extorsión el importe de la deuda instalándose diez matones de ellos en casa de Prócula y Cneo como si fueran sus dueños o los pretendientes de Penélope. Yo no soy Odiseo pero no me ha costado demasiado matar a cinco, herir a tres y ahuyentar a los otros dos que como conejos se me han escapado. Mi padre me ha mandado que limpiara la casa de extraños chantajistas y así lo he hecho, soy un soldado y sé luchar. En la refriega me he encontrado de nuevo con Prócula a la que hacía años no veía. Se ha puesto un poco nerviosa y sofocada al verme y contemplar la refriega y los muertos esparcidos por el suelo de sus limpias estancias. Me he presentado con la más absoluta naturalidad, como si no sucediera nada extraño, y con la espada ensangrentada en la mano y un muerto a mis pies le he dado el pésame por la muerte de su hija, la que debía de haber sido mi esposa.

Era un niño cuando la conocí, y ya se había casado con un hombre mucho mayor, nos llevamos quince años y, como he dicho, no recordaba casi nada de ella, ni sus formas ni sus ojos, ni su voz siquiera. Tiene un buen aspecto aunque sus aceites y peinados no pueden ocultar sus cincuenta años, no es ningún obstáculo para mí, al menos todavía no y mucho más sabiendo que nuestro casamiento será, como lo son todos, un buen o mal negocio aunque haya mujeres y hombres que se hacen falsas ilusiones. Piensa, me ha dicho ella, que sólo una mujer de mis años puede darte lo que ninguna joven te dará. ¿Y que puedo ofrecerte yo que no consigues de tus esclavos?, le he preguntado a mi vez. Tú sabes matar, ellos no, ya has visto que se asustan y lloran más que unas plañideras, me ha respondido como si le faltara el aliento. Era verdad, como gallinas asustadas se habían escondido al ver llegar a los acreedores de Cneo gritando, vociferando y blandiendo palos y cuchillos.

No sé porqué hemos hablado de manera indirecta de Eros cuando habríamos de haberlo hecho claramente de Plutón, quizás ha sido por una predisposición natural a las convenciones que impelen a los que van a casarse a compartir la cama y a fornicar en ella como si fueran unos desconocidos, esta es la gracia, no haberse visto nunca antes y no verse más después.



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