"WHAT YOU SEE IS WHAT YOU GET"

dimarts, 28 de febrer del 2017

Amor ràpid (7)




Amor ràpid (7)

Fem l'amor i em mires, em mires mentre ens acariciem i em mires després. Esperes quelcom de mi que no et dono.

No puc explicar-te que:

"Busco alguna cosa d'Àfrica en el jardí,
entre el llorer i el baobab,
com feia quan era nen,
però aquí hi ha gent, i ja no es pot,
estan regant les teves roses,
no està el lleó, qui sap on és."(1)

No puc dir-t'ho perquè no ho entendries, no ets al jardí ni el llorer ni tampoc el baobab, ni tan sols són les teves roses les que estan regant.
  
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Amor rápido (7)

Hacemos el amor y me miras, me miras mientras nos acariciamos y me miras luego. Esperas algo de mí que no te doy.

No puedo explicarte que:

Busco algo de África en el jardín,
entre el laurel y el baobab,
como hacía cuando era niño,
pero aquí hay gente, y ya no se puede,
están regando tus rosas,
no está el león, quién sabe dónde está.” (1)

No puedo decírtelo porque no lo entenderías, no eres el jardín ni el laurel ni tampoco el 
baobab, ni siquiera son tus rosas las que están regando.

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(1) Azzurro

dilluns, 27 de febrer del 2017

Amor ràpid (6)


Amor ràpid (6)

El Joan i jo et vam conèixer al mateix llit i al mateix temps. No sé si érem només tres o hi havia algú més allà, no recordo aquella primera vegada.

Em vas estar trucant durant un temps, volies repetir no sé què. Em parlaves de coses que no entenia, reies i em preguntaves altres sense ni tan sols esperar la meva resposta. Em recordaves a l'amiga que ens va presentar, que no parava de parlar sense dir res. He de reconèixer que quan et despullaves callaves, això em convencia per quedar-me, però després me n'anava ràpid, no volia sentir de nou el mateix de sempre.

A Joan li passava igual amb tu, ell també s'anava ràpid.

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Amor rápido (6)

Juan y yo te conocimos en la misma cama y al mismo tiempo. No sé si éramos sólo tres o había alguien más por allí, no recuerdo aquella primera vez.

Me estuviste llamando durante un tiempo, querías repetir no sé qué. Me hablabas de cosas que no entendía, te reías y me preguntabas otras sin ni siquiera esperar mi respuesta. Me recordabas a la amiga que nos presentó, que no paraba de hablar sin decir nada. He de reconocer que cuando te desnudabas callabas, eso me convencía para quedarme, pero después me marchaba en seguida de tu casa, no quería oír de nuevo lo mismo de siempre.

A Juan le ocurría igual contigo, él también se largaba rápido.

dissabte, 25 de febrer del 2017

Amor ràpid (5)


Amor ràpid (5)

M’expliques les teves penes perquè no tens ningú més que et vulgui sentir. Estàs amortitzada i no vols acceptar-ho. Quan em veus et despulles ràpida com si volguessis compensar-me d'alguna cosa, però jo només he vingut a recollir un vestit acabat de comprar que l'altre dia em vaig deixar oblidat en una de les cadires del menjador. Quan te n’adones que no he vingut per quedar-me et poses a plorar.

Només he de recórrer el tram que hi ha des del saló fins a la porta que dóna al replà de l'escala, obrir-la i tancar.

Tot just són deu metres, potser onze, el teu pis és petit i no saps plorar.

Amor rápido (5)

Me cuentas tus penas porque no tienes a nadie más que quiera oírte. Estás amortizada y no quieres aceptarlo. Cuando me ves te desnudas rápida como si quisieras compensarme de algo, pero yo solamente he venido a recoger un traje recién comprado que el otro día dejé olvidado en una de las sillas del comedor. Cuando te das cuenta que no he venido para quedarme te pones a llorar.

Solamente he de recorrer el tramo que hay desde el salón hasta la puerta que da al relleno de la escalera, abrirla y cerrar.

Apenas son diez metros, quizás once, tu piso es pequeño y no sabes llorar.

divendres, 24 de febrer del 2017

Amor ràpid (4)



Amor ràpid (4)

Em parles de coses que no entenc perquè no les vull entendre, en realitat no són de la meva incumbència encara que tu pretens que ho siguin.

Abraçats i despullats al llit deixes volar la teva imaginació i m’adornes amb virtuts que mai han estat meves, només sóc un home nu al teu llit, res més, n'hi ha sens dubte de molt millors.

Necessito una dutxa, afaitar-me i vestir-me amb una muda neta, m'estan esperant a l'oficina. Tu hauries anar-te’n també, ja és hora, vesteix-te, s'està fent tard.

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Amor rápido (4)

Me hablas de cosas que no entiendo porque no las quiero entender, en realidad no son de mi incumbencia aunque tú pretendes que lo sean.

Abrazados y desnudos en la cama dejas volar tu imaginación y me adornas con virtudes que nunca han sido mías, sólo soy un hombre desnudo en tu cama, nada más, los hay sin duda mucho mejores.

Necesito una ducha, afeitarme y vestirme con una muda limpia, me están esperando en la oficina. Tú deberías irte también, ya es hora, vístete, se está haciendo tarde. 

dimecres, 22 de febrer del 2017

Amor ràpid (3)



Amor ràpid (3)

Em fas l’amor perquè creus que desitjo que ho facis.

Em dius convençuda que t'ho he demanat, l'hi he demanat a tantes que ja no sé quina d'elles ets.

Em despulles perquè vols que et despulli, que digui que ets bella i guapa i sent-ho de debò no m'ho sembles, però no, no t'ho dic, callo i et deixo fer, m'oblido de tu esperant que acabis aviat i em permetis anar-me’n.

No serà fàcil recordar-te.

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Amor rápido (3)

Me tomas porque crees que deseo que lo hagas.

Me dices convencida que te lo he pedido, se lo he pedido a tantas que ya no sé cuál de ellas eres.

Me desnudas porque quieres que te desnude, que diga que eres bella y hermosa y siéndolo de veras no me lo pareces, pero no, no te lo digo, me callo y te dejo hacer, me olvido de ti esperando que acabes pronto y me permitas ir.

No será fácil recordarte.

dimarts, 21 de febrer del 2017

Amor ràpid (2)


Amor ràpid (2)

M’acaricies com si no m'haguessis vist abans, amb la mateixa il·lusió.

Em demanes que et parli i que et despulli, em pregues que et doni allò que has imaginat que jo puc donar-te.

Com altres vegades ho has demanat a altres.

Com jo mateix ho he escoltat de moltes altres.

Em mires i em somrius com si fos la primera vegada, amb aquella alegria amb la que ens vam conèixer. En realitat serà l'última, però tu encara no ho saps.

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Amor rápido (2)

Me acaricias como si no me hubieras visto antes, con la misma ilusión.

Me pides que te hable y que te desnude, me ruegas que te dé aquello que has imaginado que yo puedo darte.

Como otras veces se lo has pedido a otros.

Como yo mismo lo he escuchado de otras muchas.


Me miras y me sonríes como si fuera la primera vez, con aquella alegría con la que nos conocimos. En realidad será la última, pero tú todavía no lo sabes.

dilluns, 20 de febrer del 2017

Amor ràpid (1)



Amor ràpid (1)

La meva carn et sacia tot just el temps que la mastegues. Després, em mires atònita i em preguntes com em dic.

Et responc i et repeteixo, per tercera vegada, el meu nom, però no m’escoltes.

M’observes estranyament sorpresa i gairebé decebuda.

Obres els ulls com abans vas obrir els meus.

És en aquest precís moment quan em llevo, em vesteixo i me’n vaig. Em demanes que no ho faci, però me'n vaig.

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Amor rápido (1)

Mi carne te sacia apenas el tiempo que la masticas. Luego, me miras atónita y me preguntas cómo me llamo.

Te respondo y te repito, por tercera vez, mi nombre, pero no me escuchas.

Me observas extrañamente sorprendida y casi decepcionada.

Abres los ojos como antes abriste los míos.


Es en este preciso momento cuando me levanto, me visto y me voy. Me pides que no lo haga, pero me voy. 

dijous, 16 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (y 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (y 9)

26 de mayo

¿Sabes?, mi amor, Luis me vino esta tarde con unos folletos de vacaciones de una agencia de viajes, para que elija el lugar al que más me gustará ir este verano. Es un encanto. Ya se le ha pasado la tontería esa de la psicóloga. Siempre se le terminan pasando esas bobadas, y es lógico, mujeres mejores que yo para una buena aventura sexual puede encontrar las que desee. Mujeres mejores también para enamorarse locamente, las hay a montones. Es así.

No soy una mujer especialmente religiosa y no considero que el matrimonio sea un sacramento o algo ni siquiera sagrado y mucho menos para toda la vida. La gente está convencida, cree con verdadera fe, que siempre hay una segunda o tercera oportunidad. No es cierto. No tengo pruebas que puedan corroborar esa aseveración excepto la visión que cada mañana penetra por mi ventana al levantarme y descorrer las cortinas.

Vivimos en un piso alto y nos levantamos temprano, Luis primero y luego yo. La ciudad todavía se esconde, apenas se muestra, obscena, poco iluminada, agotada por la noche, honda y hundida. Es como una mujer rendida y fatigada, perdida entre millones de sueños y gritos sobrecogidos y acallados, tan grises y fantasmales como esas nacientes y tristes claridades solares o las nieblas que desprenden las cloacas y los subterráneos que viven independientes otra vida no mejor. En esa hora muerta la planta de mis pies ya nota el temblor del próximo terremoto que no tardará en llegar, la próxima muerte que apenas está agonizando en algún rincón de esta maldita ciudad. ¿Es lastima eso que siento?, ¿es piedad?, ¿solidaridad, como dicen mis jovencitos colegas del periódico? No, no es nada de eso, es puro terror, miedo casi físico. Ganas de huir, de hallar excusas, de hablar de monjas, de mis padres, de la educación que recibí, de decir que Luis es un niño y que ya estoy harta de ser su madre, que en realidad yo valgo más, mucho más que él, que voy a renunciar a la maternidad, legal y emocional, que voy a regalar a mis hijos al que los quiera, a Luis, o quién pague bien con su cuerpo de hombre lustrado, fino, erótico y musculado, o que consiga con sus palabras dulces y bellas que sean dulces y bellas solamente porque él las dice.

O al que me cuente chistes y me haga reír, las mujeres sólo queremos que nos hagan reír, que nos divierta. Somos estúpidas.

Pero nada de eso es realmente verdad, o al menos no más que las verdades que muchos podrían hallar en mí y que no serían muy elogiosas, precisamente. Ninguna. Yo también soy humana, y lo peor de lo peor para una mujer, soy madre y quiero ser Salomón. No existen excusas, ni una. Yo puedo dejar que Luis se divorcie de mi o yo de él. Los dos somos capaces de encontrar una nueva pareja y simular con ella que aparte de la convivencia diaria, de las noches compartiendo camas y conversaciones románticas, nos espera eso que dicen que nos espera. Esa mentira que cuentan…, los demás que cuentan esa mentira.

Pero no es cierto. Ni a él ni a mí nos espera nada ni fuera ni dentro. Ni antes ni después, ni ahora ni luego, ni más tarde, ni tampoco pasado mañana, ni el próximo fin de semana. Ni de aquí a dos años.

No hay excusas, hay decisiones, y quién sabe si terminaré renunciando también a ser mujer conservando, eso sí, el cuerpo de mujer.

No hay excusas, hay decisiones.

Otra cosa es que Luis fuera un hombre... distinto, de otra clase, uno de esos que son... no sé, diferentes. Uno de esos que te dicen solamente ven y tú vas sin preguntar a dónde hay que ir.

Pero no lo es.

Por eso me ofrece unas vacaciones.

Estoy pensado en algún país del lejano oriente, ¿Japón?, tal vez. ¿Y uno de estos viajes que organizan a la Antártida? Estaría bien, ¿no?, veríamos focas y pingüinos, sería un viaje ecológico, y una manera nueva de ir hasta el fin del mundo, aquel del que te hablé un día, incluso es posible que me muera como decía también mi joven amante, aunque no sé de qué, la verdad. Seguramente de frío, esa es la causa más habitual de muerte, ¿no?, si no ya me dirás, ¿por qué entonces están tan fríos los cadáveres si no es por eso?, ¿verdad?
También podríamos tener una de esas vacaciones solidarias que hacen ahora en algún lugar del Tercer Mundo, África o Latinoamérica. Ya me lo pensaré, aunque Luis creo que lo único que quiere es descansar.

Ahora llevamos al niño a un psicólogo argentino y gay, parece buen chico. Así estoy más tranquila. Creo (risas).

Por cierto, todavía no tienes nombre, no puede ser que a estas alturas seas mi amante imaginario y que todavía no sepa cómo debo llamarte. No puedo realizarle una felación a un desconocido, no sería propio de una señora. O sí, cuanto más desconocido mucho mejor.

Ya sabes que todos estos mails van a parar a una cuenta de correo que tiene un número y que abrí yo misma hace unos meses.

¿Francisco?, ¿Ernesto?, ¿Carlos?, cualquiera puede servir, no eres real, no eres de carne y huesos, ni tienes rostro ni edad. No vives aquí ni allí, nunca me defraudas, nunca te quejas, nunca te cansas, nunca me abandonas y siempre me encuentras bella.

Eres un tesoro, eres perfecto, no existes.

Te quiero, cielo.

Quizás regresemos a Nueva York, yo quiero ver la “zona cero”. Pero Japón me atrae, hace tiempo, como ya sabes, que colecciono estampas eróticas japonesas, son graciosas.


No, no lo son.

dimecres, 15 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (8 de 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (8 de 9)

1 de mayo

Amor mío, a Luis ya hace días que le han quitado el yeso, ha estado cuarenta con él puesto, toda una cuarentena. Lleva un mes con la rehabilitación. Como no va a trabajar (al menos no pisa la oficina pero trabajo en casa sí tiene, y mucho, con el ordenador y el teléfono no para) ahora se encarga él de recoger a los niños en el colegio y traerlos a casa, y también de llevarlos a la piscina, al ballet o, ahí quería llegar yo, al psicólogo, mejor dicho, a la psicóloga.

Al grano, se ha enamorado de la psicóloga ésa y me ha pedido el divorcio el muy sinvergüenza. Esta vez me lo ha pedido, debe de ser más seria la cosa. A mí no me importa, no es nada grave, yo le he dicho que sí y le he presentado toda la lista de cosas que quiero y a las que tengo derecho. Me he informado bien, tengo una amiga del periódico que es abogada y especialista en divorcios. Se le ha cambiado la cara. Y yo me he reído. Ya se le pasará.

He decidido ser sarcástica. Frente a esa propuesta de divorcio de mi marido creo que lo mejor que puedo hacer es ser cínica. Y decirlo con todas las palabras, me importa un pimiento su psicóloga y el color de sus bragas. Aunque esa última frase no es muy cínica, la verdad. Pero tampoco me importa.

Amor mío, debes tener cuidado conmigo, ya sabes que soy una mujer que se enamora de los árboles y creo que tú eres uno. Aunque creo también que todas decimos la tontería esa de los árboles y que nos enamoramos de ellos, ¿no?


¿Crees que estoy loca? 

dimarts, 14 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (7 de 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (7 de 9)

15 de febrero

Amor mío, el viaje a Nueva York ha sido un desastre. Ya sabes que estábamos en enero, en pleno invierno, y la ciudad lucía una nevada espléndida, había nieve por todos lados y un frío horroroso. Luis, que es un crío, se empeñó el día que fuimos a visitar el Rockefeller Center en patinar en la pista de hielo. Hacía años que no practicaba, yo traté de impedírselo, ya está barrigón aunque practique squash y algo de tenis, pero el muy tozudo insistió. Ya te puedes imaginar el resultado, se cayó y se rompió la rodilla derecha, ¡la rótula!

Toda la semana hospitalizado, la pierna enyesada hasta la ingle, y yo haciéndole compañía en el hospital y ayudándole a orinar y a otras cosas, ¡qué semana!, ¡por Dios! Además ya te he contado en más de una ocasión que es muy mal enfermo. Me sacaba de quicio, se pone nervioso, es impaciente y nos peleamos varias veces, incluso un día quiso que hiciéramos el amor en la habitación del hospital. Le dije que no, ¡por supuesto!

No te cuento luego la odisea del avión y el viaje de regreso, la dichosa pierna enyesada no le cabía en ninguna parte, tuvimos que comprar un billete más. A pesar de ir en primera clase dimos la nota durante todo el vuelo.

Un desastre, amor mío, un verdadero desastre, él con la pata tiesa y yo todo el día encerrada en el hospital, no vi ni la “zona cero”.

Sé que tú tampoco has tenido buenos días y que no lo estás pasando bien, y yo quiero que seas feliz al sentir mi presencia, quiero que mi amor te reconforte, como a mí me sostiene el tuyo. Pensar en ti me consuela. Eres un verdadero juguete. Jamás he odiado tanto la distancia que nos separa como hoy, por no poder estar a tu lado para tenerte entre mis brazos y secar tus lágrimas.

Habríamos estado sentados en la cama toda la noche charlando y yo sobre ti, a horcajadas. 

dilluns, 13 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (6 de 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (6 de 9)

15 de enero

Yo siempre he sabido que no hay esperanza. Lo intuía en aquellos años de noviazgo con Luis. Era una premonición, como si fuera casi un recuerdo. Tal vez, en el fondo, algo deseado, quizás era eso también, un deseo, el deseo de que no hubiera esperanza. Un compañero de Universidad, más joven que yo, él de primero y yo a punto de licenciarme, con el que llegué a tener una corta relación siempre me lo decía, “no te cases con Luis, déjalo, no vale ni la mitad del futuro que te espera con él”.

¿Quieres que me case contigo?”, le preguntaba yo.

“No, solamente quiero que huyas conmigo”, me respondía, con una sonrisa que jamás he vuelto a ver excepto en tu rostro, amor mío.

¿A dónde?, ¿Dónde quieres que vayamos, vida mía?, inquiría yo.

Al fin del mundo, tonta, ¿a dónde quieres huir, si no?

¿Y qué demonios haremos en el fin del mundo?

Morirnos, claro, ¿te quieres morir conmigo?, me preguntaba sin perder nunca aquella sonrisa.

Yo no quería morirme, quería vivir. No quería morirme con nadie. Y no sabía qué responderle. Entonces era cuando me dejaba tomar de la mano y saltándonos las clases nos íbamos a su casa en la que no había nadie, y allí, en aquel piso vacío, nos pasábamos toda la tarde haciendo el amor, o mejor dicho, imitando a dos haciendo el amor, hasta que ya era hora de irme y de ir a recoger a Luis cuando salía de la oficina. Él ya trabajaba. Al verlo llegar le saltaba al cuello y lo besaba con pasión, con la pasión que me había enseñado mi joven amante, esa pasión sin futuro, la verdadera pasión, decía él, la que no conduce a nada más que a ella misma. Aunque yo siempre he supuesto que debe de haber otra…, otra que conduce a algo, claro, aunque no sé a qué. Luis me miraba extrañado y con una cierta aprensión y me respondía que estaba cansado.

¿Tú también querrías que huyera contigo al fin del mundo, amor mío? ¿Para qué?

En el fin del mundo o en el fondo de tu cama, te hubiera cubierto todo el cuerpo de besos cuando me ha llegado tu mail, ese en que decías…

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Ya sabes que a mis años sigo teniendo un cuerpo bastante aceptable, que todavía soy joven y que apenas estoy entrando en la madurez, pero los pechos (¿o debiera empezar a decir ya "tetas", como tú haces?) se me terminaron de estropear con el embarazo de Daniel. Eres un ángel, me haces sentir deseada a pesar de que mis pechos ya no son lo que fueron.

El otro día me olvidé de contarte también que hemos cambiado de psicólogo para Daniel, el que tenía hasta ahora no me gustaba nada. No hacía especialmente mal su trabajo, pero cuando íbamos a verlo Luis y yo no paraba de mirarme las piernas. Ya sabes que si no llevo pantalón uso una minifalda muy corta, y sabes también que las tengo muy bonitas. Es un orgullo para mí mostrarlas, pero ése no era el caso. Me hacía sentir realmente incómoda. Si el psicólogo no sabe contenerse y no mirarme es que no es un buen profesional. Así que se lo dije a Luis y le ha parecido muy bien. Hemos cambiado. Ahora lo lleva una psicóloga, todo será que se enamore de mi marido, guapo es, o de mí, guapa soy. Me río sola al pensar esas cosas, no son tan descabelladas, ¿sabes? Pero en fin, parece una buena profesional y Daniel se encuentra a gusto con ella, que es lo importante. Aunque ahora que lo pienso, la muchacha también es guapa, y el que se puede enamorar es el niño, los pequeños se enamoran con mucha facilidad. Yo misma, cuando lo era, me enamoraba casi cada semana de uno distinto. Incluso a veces sentía cierta atracción por alguna amiga, era algo muy extraño y me desazonaba. No sé, lo único seguro ahora es que estoy completamente loca por ti.

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¡He deseado tanto hacer el amor en una playa! Y ahora será contigo. Ya sé que esa es una fantasía de muchos hombres y mujeres, pero me da igual. Me dará igual también la hora, que sea de día o de noche. O a todas horas. Una de ellas al atardecer, me gustan los atardeceres. Y otra también de noche, bajo las estrellas. Sueño con ello, mi cielo, ten por cierto que lo haremos, y será la experiencia más hermosa de nuestras vidas. El destino nos va a compensar al fin. Te quiero tanto, tanto...

Dices que eres un fauno y yo digo que soy su ninfa, que deseo a mi fauno con el pene erecto, besárselo, lamérselo, succionárselo, hacerlo morir de placer, ser suya, enteramente suya, que no haya un solo átomo de mí que sienta que no le pertenece por completo. No dejaremos de besarnos y acariciarnos todo el tiempo, de hacer todas las locuras que siempre soñamos o incluso esas que nunca supimos que existen, saldrán solas de nuestra pasión y nuestro deseo. Nos faltará el aire, amor mío, nos moriremos ambos de felicidad porque nos estallará en el pecho.

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Ya te dije que a Luis le gusta la filosofía, últimamente lee a Cicerón, y hace bien. El orador afirma: "La templanza es el dominio firme y moderado, impuesto por la razón, sobre la concupiscencia y demás ímpetus desordenados"

Luis también dice que gracias a ella la vida se ordena hacia la armonía y perfección del interior del hombre y la mujer, y que si la moderación no nos liberase de la esclavitud de los placeres carnales nuestra conducta se regiría por los instintos, y eso nos acercaría a los animales. Y a él no le gustan los animales. No se puede negar que es cierto, en realidad es una obscenidad, ¿verdad?, parece tan pornográfico como una buena felación, o como un pollo asado recién salido del horno, humeante y pringoso, lleno de grasa. Me río cariñosamente de él, y él me dice esas cosas para hacerme reír, pero hay momentos en los que pienso que quiere enviarme alguna clase de mensaje subliminal. Quiere que sepa algo, creo que es algo que él sabe y yo no, quiere que entienda algo, y yo no lo capto. Y eso me hace sentir muy incómoda. Es posible que no tenga ninguna voluntad de captarlo, que tanta armonía no case bien con mi hígado más que con mi corazón. Tampoco me atrevo a preguntar, no por nada, pero si pregunto lo más probable es que me responda y eso puede ser peligroso, ya sabes, lo peor de una respuesta siempre es la pregunta, así es que mejor callar y procurar comprender. O no hacerlo, a veces es más saludable.

Yo lo comprendo todo, soy economista y racional, sabes también que me gusta la ciencia y siempre estoy informada sobre las noticias que salen sobre ella, ahora que hay tantas. Yo lo comprendo todo y mucho más que me gustaría entender. Pero a mediodía, ni por la mañana ni al atardecer, ni cuando el sol se levanta y ni cuando se cae del otro lado, solamente cuando está alto, en pleno “Ángelus”, cuando la claridad es blanca como el hielo, es entonces cuando me derrumbo y maldigo a esa estrella que me ilumina para nada. Parezco la mujer vampiro, he de refugiarme bajo cubierto como si cayera piedra. He de huir del sol que me ofusca. No entiendo ni por qué me llamo cómo me llamo. Es un instante, apenas dura unos minutos, pocos, nadie se da cuenta, ni Luis lo sabe. Solamente he de cubrirme la cabeza, si es con hormigón, mejor.

A Luis lo adoro, lo quiero, pero le gusta la filosofía platónica, es mi marido, pero tú eres mi tesoro escondido, mi corazón deseado, mi cesta de las manzanas. Quiero tenerte frente a mí y que se me entrecorte la respiración anticipando tus manos en mi cuerpo, tu boca dentro de la mía. Me gusta sentir que podría romperme en mil pedazos de tanto amarte, necesito poder romperme de alguna otra manera distinta a la habitual. No es necesario que me hunda en la inmundicia ni que salte del séptimo piso, sólo quiero amarte y ser cursi cuando pienso en ti, cariño. Me gusta serlo.

La semana próxima Luis tiene que irse a Nueva York por trabajo y me ha pedido que lo acompañe, me ha hecho mucha ilusión, hace un par de años que no he estado en la “Gran Manzana”, será una semana inolvidable, eso queremos los dos que sea. ¡Estoy muy contenta!

¡Soy tan feliz y te quiero tanto, amor mío!


Está claro que estoy completamente loca.

dissabte, 11 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (5 de 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (5 de 9)

12 de enero

Amor mío, creo que hace tiempo te comenté que habíamos detectado en Daniel, que como ya sabes tiene seis años escasos, señales de tartamudez. Al principio no le di importancia, pero he de confesarte que han aumentado y casi ya puedo decir que ahora es un problema notorio. Todo está relacionado con sus problemas de conducta y atención. Pero a mí me preocupa mucho por lo que pueda representar en su desarrollo, que lo convierta en una persona retraída y que dificulte su relación con los demás. Ya sabes cómo son los niños, mucho más crueles que los adultos, y a mí se me parte el alma al pensar que pueda ser objeto de burla de sus compañeros. Luis y yo estamos preocupados aunque el psicólogo que lo lleva no le da demasiada importancia. Él se muestra optimista en su recuperación; hoy en día, dice convencido, esa no es una dificultad grave, hay maneras de solucionarlo.

Espero que tenga razón. Cuando los hijos tienen problemas de esta clase no puedes dejar de mortificarte pensando si no has tenido parte de culpa, si el trabajo y tus propias preocupaciones personales te habrán impedido prestarles la atención que necesitan, ser tan buena madre como debes y quieres ser. Y este problema de Daniel me preocupa mucho. Ya sabes que soy una buena periodista, he dado y doy conferencias, he colaborado también en un programa de radio y sé por experiencia propia lo importante que es la palabra y su expresión oral. Mi primer trabajo fue precisamente en una pequeña emisora local. Recuerdo que cuando me contrataron el director me llevó a su casa, yo me temí lo peor, sospeché que se quería acostar conmigo, hacerme chantaje para darme el empleo. Al llegar recelé de él todavía más, se fue directamente a la ducha, se desnudó y se metió en ella. No me pidió que lo acompañara, a mí se me subió la mosca detrás de la oreja, incluso pensé, “ahora me deja tirada”. Pero no, desde dentro de la ducha me pidió, “¡señorita, haga el favor de hablar, quiero oírla con el agua cayendo a ver que tal suena su voz de esta manera!” Luego me contó que muchas personas escuchan la radio mientras se duchan.

La voz, dicen, es lo que menos cambian las personas. Se transforma nuestro cuerpo, nuestro olor y nuestro sabor, pero la voz no, sigue siendo la misma, quizás tenga menos fuerza o potencia, pero es siempre la misma. Yo de jovencita tenía voz de mujer adulta y ahora que lo soy sigue siendo así. Me consuela saber que cuando sea viejecita continuaré teniendo una bella y sensual voz de mujer madura. Esa que a ti tanto te gusta y que dices que te enamora.
Rezo a Dios para que nos ayude. Estoy segura que lo hará. Cuando pides algo con absoluta fe siempre lo obtienes, ya lo sabes. Pero Dios te ha traído a mí sin pedirte. Eres el mejor regalo de mi vida. ¡Te quiero tanto! No paro de pensar en ti y desear tu cuerpo. Bueno, en realidad nada es exactamente así, ni creo en Dios ni me gusta ser madre, mis dos hijos son unos ladrones que roban mi vida, despiadados y crueles, parásitos, vampiros, la vida de mi hijo será la suya, no la mía, si tartamudea que no hable o que use el lenguaje de los sordomudos, con él no se puede tartamudear, ¿verdad?

Yo soy, siempre lo he sido, una experta en lenguaje técnico, el de una economista. Siempre he sido muy cuidadosa con mis palabras y nunca he usado tacos ni digo palabras malsonantes ni soeces. Ya sabes que en mi casa no se oían, ni mi padre ni mis hermanos pronunciaron una sola vez ninguna de ellas. Bueno, eso tampoco es correcto del todo, mi padre no las decía, pero las pensaba, ¡ja!, con su cara pagaba, toda ella era un taco.

Cada noche, antes de acostarme me masturbo en la ducha contemplando tu rostro en las fotografías que vuelan dentro de mi cabeza. Me siento confundida, clavada en una cruz donde esos clavos no han sacado a otros.


Tienes un perfil bonito.

divendres, 10 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (4 de 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (4 de 9)

23 de diciembre

Amor mío, Isabel, la mayor, ha recibido muy buenas notas en el colegio, estoy muy orgullosa de ella, sin embargo Daniel es un rebelde, no para quieto. Ella es encantadora, obediente y muy aplicada, pero el niño, a pesar de ser muy inteligente, siempre está nervioso. Ya sabes que desde hace seis meses asiste a unas sesiones con el psicólogo, tiene un problema de atención, quizás debido a su inteligencia. Eso dice el médico; es un muchacho simpático pero últimamente está muy ausente, se pierde en tonterías, se fija en las moscas que vuelan y no en lo que debe. Ya sé que es muy pequeño todavía, pero no es un comportamiento normal el suyo, no lo es. Tiene apenas seis años, un momento clave en su vida, está dejando de ser un bebé para convertirse en un niño. Hemos de estar muy atentos, lo que se estropee ahora no se podrá reparar nunca más. Su padre y yo nos esforzamos, pero nunca nos presta atención.

Esta es una situación que me preocupa mucho; Luis hace también todo lo que está en su mano y me apoya, ambos actuamos al unísono, opinamos de la misma manera y nos esforzamos igual. Pero no me siento bien, la verdad es que no, estoy algo insegura respecto al esfuerzo que debo hacer para el bien de mi hijo Daniel.

A ratos me noto confundida y cansada, muy cansada. Luis me ayuda, pero solamente tú eres mi reposo y mi alegría, en la vigilia y en mis sueños, tu, alguien que sólo existe en mi imaginación. ¿Estoy loca?

Realizo mi trabajo con eficacia, voy al periódico, y he de viajar por todo el país aunque hace tiempo que dejé la sección internacional al tener a Daniel, y ahora solamente me ocupo de las cosas de aquí, que también son muchas. Amor mío, tú ya conoces sobradamente el encanto tan especial que tiene viajar, y especialmente al extranjero. La sensación de impunidad que te ofrece el anonimato. Fueron aquellos unos años apasionantes y excitantes. Todo ayudaba, incluso las personas con las que debía relacionarme, gente importante, presidentes de grandes compañías, famosos economistas, los mejores profesores de las principales Universidades del mundo, premios Nobel, y los alumnos más prometedores para futuros premios Nobel. Viajaba al centro de las decisiones y también a los más peligrosos suburbios del mundo, donde nada, ni la vida de los seres humanos, es importante. Mi vanidad y mi amor propio eran altos, pero ahora todo me duele, es un sufrimiento que tiene su origen más allá del tiempo, en el aleteo de una mariposa que nació conmigo cuando mi madre me parió.  

La sección nacional requiere también mucho trabajo, es más periodística y menos “económica” hay días en que la jornada resulta agotadora. He de mantener mis contactos, no consigues información si no tienes buenas amistades y las fomentas. La relación del periodista con su fuente es una vía de doble dirección, ambos nos usamos para nuestros intereses, es como la relación con un amante, tú lo sabes también, yo necesito información, noticias, es mi materia prima. Ellos en cambio, me necesitan a mí para aquello que quieren que se sepa se haga saber. Muchos periodistas se creen algo que no son, apenas somos voceros de los demás.

Me ocupo de todas las cosas que debo, pero solamente pienso en ti, me tienes loca, cardíaca, y no puedo centrarme en nada más. He de reconocer que no puedo. Ni tampoco quiero. No te imaginas lo que ha supuesto para mí tu irrupción en mi vida. No, no lo imaginas. Probablemente tampoco lo entenderías. Pero no hace falta que lo entiendas, no te preocupes, solo quiero que estés ahí, dentro de mi cabeza.

Esta tarde he de ir con Luis al colegio del niño, es una de esas entrevistas rutinarias, pero seguramente la tutora nos hablará de las dificultades y problemas que ven en Daniel. También nos quieren ver a nosotros, al matrimonio. Va a ser como una especie de evaluación, o al menos así lo siento, una de tantas a las que te ves continuamente sometida para demostrar que vales lo que cuestas. No me importa demasiado aparentar o ser un simulacro sofisticado de una prostituta del barrio rojo de Ámsterdam, carne para comer, fuerza bruta o materia gris expuesta en el mercado de trabajo. No me importa exhibirme de “súperperiodista”, eso satisface también mi vanidad, pero cada vez soporto menos la evaluación constante y continuada. El examen perpetuo. A estas alturas de mi vida me he tenido que desnudar en demasiadas ocasiones. No tengo remilgos, ya he demostrado quién soy y qué valgo.

Pero es también normal, yo entiendo que la tutora concierte esta entrevista; hay muchas familias desestructuradas, verdaderos infiernos en la tierra, y los hijos, siempre los más débiles, terminan siendo los más perjudicados. Por suerte este no es nuestro caso, Luis y yo no somos una pareja perfecta porque esto sencillamente no existe, pero nadie podrá decir que demos mal ejemplo a nuestros hijos. Luis es un padre excelente y yo me esfuerzo en todo lo que puedo, tú ya me conoces y sabes que soy también una buena madre. Daniel es un niño demasiado inteligente, es algo que me hace sentir orgullosa como madre, pero ése es el origen de sus dificultades, y, naturalmente, me inquieta muchísimo. Hay que encauzar y potenciar esa inteligencia. Si hay que gastarse más dinero o dedicarle más horas lo haremos; Luis, naturalmente, está dispuesto a sacrificarse por él, y yo, no hay que dudarlo, también. Pero tampoco debemos hacer una montaña de algo que todavía no es ni un pequeño montículo. Al menos todavía no, estoy confiada, soy una mujer optimista y entusiasta, pero a veces no puedo evitar ver las nubes encima de mi cabeza. Nubes enormes, gigantes, verdaderos colosos de tez oscura, inhumana, grises, informes como el puño de algún Titán iracundo. Amenazantes.

¿Por qué el futuro siempre es un peligro? Dímelo, amor mío, ¿por qué no estás a mi lado todavía?, ¿por qué no vienes?, ¿no te das cuenta que todo mi ser quiere y necesita vaciarse en ti?, quiere y necesita ser tu vaso, tu copa de la que bebas siempre que tengas sed. ¿No te das cuenta?

Ven.

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Luis me dice muchas veces que estoy loca cuando se enfada conmigo. No es que lo crea de verdad, nunca ha tenido la desfachatez ni la falta de tacto de recomendarme un psiquiatra. Pero no me gusta esa expresión. Me inhabilita, como si perdiera mis derechos de persona, como si hubiera cometido un delito. Es peor estar loco que ser un asesino. A los criminales se les respeta el “habeas corpus”, a los locos no. Cuando nos enfadamos se va, desiste y se encierra en su despacho. Incluso en algunas ocasiones se ha ido a la casa que tenemos al lado del mar. O se va de viaje, dice. Se marcha sin despedirse y no llama por teléfono. Al cabo de un tiempo, pueden ser días, regresa. Naturalmente siempre termina regresando, tiene una familia, una familia que cualquiera desearía, y a mí esas idas no me preocupan. Al fin y al cabo, siempre nos estamos yendo. Aunque tampoco sé bien para qué si al final terminamos volviendo.

Me gustaría parar, detenerme y descansar y eso es lo que hago al escribirte y abrirte en canal con mi hacha de matarife, para comerme directamente tus vísceras sin cocinar. Eres mi pescado crudo, mi sushi. Ahora tengo algo que morder, mis dientes están menos doloridos. Tú eres un hombre y no sangras y yo llevo faca.

Gracias también por tu apoyo, vida mía, y por tus consejos, los seguiré, puedes estar seguro que son de mucha ayuda, eres un encanto, te quiero, te quiero mucho.


Yo soy tu vocera, y tú eres mi noticia.

dijous, 9 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (3 de 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (3 de 9)

13 de diciembre

Amor mío, de vez en cuando “news are good news too

Esta mañana ya sabía que habría buenas noticias. Luis, al despedirse, me ha guiñado un ojo y yo, desde la cama, le he sonreído con cariño. Los mejores pronósticos se han cumplido, al mediodía me ha llamado para darme la buena noticia. Este ascenso significará la culminación de un largo proceso que todavía no ha terminado y en el que los dos hemos sido parte. Luis y yo. Ambos hemos luchado, sufrido y ganado.

Esa felicidad que siento la quiero compartir ahora contigo, mi invento, y se multiplica por el hecho de escribirte. En mis cartas quiero anticipar todo el placer que voy a sentir al verte y toda la felicidad que deseo que obtengas de mí.

Cada mañana, ya lo sabes, lo primero en quien pienso es en ti, al abrir los ojos te imagino a mi lado, medio tapado por las sábanas y medio desnudo. Son momentos tiernos y excitantes. Luis se levanta temprano y me deja sola en esa cama enorme que compartimos él y yo. Es en ese instante delicioso, aún entre las brumas del sueño y el despertar, cuando más te quiero y más me apeteces, cuando estás conmigo en mi corazón, abandonado en tu sueño, indefenso para mí, sin olor ni sabor. Cuando te pienso y te deseo, te imagino a mi lado tal cual te veo en esas fotos que me envías a veces con la malvada intención de ponerme nerviosa, y termino mojándome, inevitablemente.

Ya sabes que me dediqué a la economía porque me gustaba y porque pensé que tendría más salidas profesionales. Sin embargo, tal vez hubiera preferido ser topógrafa, trabajo de campo, dibujar aquello que no tiene forma como ahora tú mismo. Dibujar el paisaje sin alterarlo, ni con máquinas excavadoras ni tampoco con pinceles y telas. Aceptar la tierra y el agua que fluye de mí, mi espacio vital, mi área de seguridad y aprender a vivir como un anfibio fuera de ella, en plena incomodidad y molestia. Vivir en el azar, en peligro. Sola. Sin depender de nadie, ni siquiera de la opinión de otros, sin pedir consejos, vivir sin eco. No quiero que la pelota regrese a mí, no quiero tener en frente una pared. Por eso te tengo a ti.

Luis me ha invitado a cenar esta noche, quiere celebrar conmigo su ascenso. Estoy tan feliz. He pensado regalarle algo, pero ya tiene de todo. Quizás un libro, a él le gusta mucho la filosofía, ya te lo he contado, en la oficina le llaman “Sócrates” por ese aire de sabio que aparenta. Voy a salir a comprarlo, algo encontraré, pero antes llamaré a la canguro, los niños todavía son demasiado pequeños para quedarse solos en casa.

Quiero decirte también que me moriré de vergüenza cuando hagamos el amor frente a un espejo, bueno, o no, pero me moriré; empiezo a darme cuenta que me excita esa vergüenza, y también vernos como si fuéramos otros; me excitan a mí misma mis propios gemidos como si fueran los de otra mujer, y mucho más cuando lo hemos hecho por teléfono, aunque sea un teléfono sin línea y sin nadie al otro lado. Me excita mi cuerpo incluso más que el tuyo. Por eso sé que cuando estemos juntos, cuando nos miremos en el espejo, lo haremos con ojos ajenos, ese reflejo será la prueba de cargo de nuestra deriva, de  nuestra huida de la tierra.

Quizás le regale la Historia de la filosofía occidental de Bertrand Russell. Me la recomendaste tú, ¿verdad?


dimecres, 8 de febrer del 2017

Sufrimiento fetal (2 de 9)

Philip Lorca di Corcia

Sufrimiento fetal (2 de 9).

12 de diciembre

Amor mío, estoy contenta porque Luís acaba de comunicarme su ascenso. Ya sabes que el llevaba muchos años persiguiéndolo, luchando por él. Ya te he contando también todas las batallas que ha tenido que librar con sus superiores e incluso con sus propios compañeros, especialmente con ellos.

Trabajar en una multinacional es algo terrible, muy duro como ya sabes. Su cargo es intermedio, nada del otro mundo, pero aún así requiere una personalidad bien templada en el esfuerzo y una gran resistencia psicológica, además de todas las cualidades políticas que se precisan para sobrevivir en un lugar donde la competencia es fuerte y los pactos son necesarios. Pactos de unos con otros y de todos contra todos. Ya te he contado que en su empresa y en otras similares lo que cuenta al fin y al cabo son los intereses de los gestores, y no de los accionistas, y mucho menos los intereses de los clientes y nunca tampoco el de los trabajadores.

En este tipo de empresas todo es táctica, todo es política, son lo contrario de lo que dicen, y siempre hablan demasiado sin decir la verdad porque desconocen lo que demonios es eso. Lo sé bien, ya son muchos años dedicándome al periodismo económico y mi experiencia es larga informando sobre el mundo empresarial. He viajado y entrevistado a todos los presidentes de las principales compañías del planeta, pobre de mí, una simple mujer como yo hablando con personas tan importantes. Pero nunca me he amedrentado. Soy una mujer liberal que cree en la economía de mercado y en el libre comercio, pero las empresas muy grandes parecen no ser de nadie como las Administraciones Públicas con sus legiones de funcionarios con contratos laborales vitalicios, y cuando algo no tiene dueño claro puede ser entonces de cualquiera, cualquiera que se atreva a tomarla sin el menor escrúpulo.

Menos mal que Luis tiene temperamento y suficientes cualidades para sobrevivir en esta guerra permanente, las tiene pero me preocupa, hay días en que el pobre llega a casa cansado, muy abatido y chamuscado de tanta batalla y de tanto incendio que debe de apagar, parece un bombero en pleno agosto mediterráneo. Y eso también me abrasa a mí, me lleva a veces hasta el agotamiento. Pero bueno, qué quieres que diga, estoy muy contenta por él, al final lo ha conseguido. Me siento orgullosa, le he ayudado y le ayudo en todo lo que puedo, ya lo sabes, amor mío, me esfuerzo constantemente. Sin embargo, como casi todas las mujeres he de compaginar igualmente mi vida profesional, que también es despiadada conmigo, con la familiar, mis hijos y Luis, mi marido. La mejor manera de hacer tal cosa con la dignidad suficiente es logrando dinero, cuanto más mejor. Los billetes de banco siempre son el mejor aceite para engrasar estas tuercas y estos engranajes tan complicados que son el matrimonio y la familia. Con dinero todo va mejor, sin dinero todo va peor.

¿Para qué te cuento todo esto? ¿Por qué hablo con alguien como tú que no existe y que me he inventado como si fuera realmente mi amante? No tengo ni idea, en realidad no necesito ni amantes ni maridos, tampoco creo ni dejo de creer en la economía de mercado ni en todo lo contrario, pero eso no lo sabe el periódico que me paga por mi trabajo y tampoco lo sabe Luís. Sólo quiero que entiendas, es necesario decirlo claro, que yo no deseo lo ajeno. Ni tampoco pretendo dejar transcurrir la vida que me pertenece por derecho propio en la rutina de un día a día devastador y cruel. Tampoco voy a tolerar convertirme en una mujer vulgar que siente un simple alivio al ser libre y al mismo tiempo tristeza por vivir inmersa en el vacío. No quiero añorar ninguna ausencia, ni siquiera la de mis hijos, no estoy dispuesta a sentir nostalgia por un futuro imposible. No quiero convertir mi vida en una ucronia, ni tampoco pretendo desear utopías. Por eso, precisamente porque quiero seguir estando viva, de carne y de cuerpo, pues mi cuerpo es mi espíritu, te estoy escribiendo ahora a ti, a mi amor, al dueño de ese cuerpo que nunca me ha pertenecido del todo excepto cuando lo he dado, aunque al darlo siempre lo he perdido, a pedazos, aunque al entregarlo siempre me he liberado de él, a cachos, de mi cuerpo han salidos dos hijos no sé cómo y en ellos hay una parte de mí que me han hurtado, una parte que ahora me falta y que encuentro a faltar. Mi vida eres tú, pues sin ti no podría mirarme a la cara, ¿a quién hablaría?, ¿qué le diría a la pared?, ¿de quién serían las arrugas de mi rostro?, ¿quién besaría mis ojos cuando llorasen?, ¿a quién podría yo escuchar? ¿A mi esposo?, mi esposo es mi esposo, nada más, él nunca serás tú, es imposible, no tendría ninguna gracia.

Soy una mujer casada, sí. También soy madre, sí. Pero eso puede cambiar en cualquier momento, son apenas circunstancias, curvas del camino. Son lluvia o calor, nieve o huracán. Sea cual sea el futuro yo seguiré siendo una mujer de pleno derecho, completa, entera, sin otras necesidades que las que pueda tener cualquier persona y sin deseos no satisfechos ni hambres atrasadas de posguerra famélica. ¿Y tú?, tú serás siempre lo que yo quiero que seas, mi amado, el espejo que está a mi espalda y que refleja mi patio trasero.

En fin, Luis solamente necesita el nombramiento del consejero delegado y la confirmación oficial del consejo de administración. Será mañana.

Por cierto, me he dedicado a mirar los vídeos sobre felaciones que me pasaste y a buscar también yo por mi cuenta. Tenías razón, son muy instructivos. Aunque tengo mi propia idea, claro, pero solo teórica, así que me conviene verlo en la práctica, fijarme en los detalles. Ese tema no me lo estudié cuando debía y ya me convenía tomar apuntes de nuevo y hacer algún repaso.